Lider Obrero Lázaro Peña
por Martha Gómez Ferrals
Siempre en la vanguardia del combate y el trabajo, no hay otra manera de evocar a Lázaro Peña, el líder comunista conocido como Capitán de la clase obrera cubana debido a su entrega incondicional a la lucha por la igualdad y la justicia, en tiempos en que tal empeño costaba la cárcel, la persecución, la tortura o la vida misma.
Sus compañeros de bregar pudieron dar fe del coraje, perseverancia ilimitada y fidelidad a la causa desde años tempranos de su existencia. Era realmente Lázaro Peña, nacido el 29 de mayo de 1911, un dirigente de conducta ejemplar, marcada por valores éticos y accionar sincero.
Lázaro Peña
Era dueño además de un gran poder de convocatoria, basado tal vez en esa imagen de pueblo, sencilla y noble, que siempre transmitía.
En la modesta barriada capitalina de Los Sitios dio sus primeros pasos, hijo de una despalilladora de tabaco y de un carpintero y albañil eventual, dos personas muy humildes que influyeron mucho en la formación de virtudes, sobre todo su progenitora, pues el padre falleció siendo él pequeño.
Perdió al papá a los 10 años y ese drama lo obligó a dejar la escuela pública para buscar trabajo y ayudar a sostener la familia. Con ello se desmoronaron sus sueños infantiles de ser violinista, los cuales cambió por el oficio de aprendiz de albañilería y plomería, hasta que llegó a una fábrica de tabacos, por influencia materna.
En el mundo de la manufactura de los puros lo atrajeron de inmediato las lecturas de taller, una práctica cultural muy arraigada en ese sector. Ello le posibilitó, debido a su empeño y fascinación por los libros, ampliar sus conocimientos y horizontes. Temprano empezó a conformar, de forma autodidacta, un gran bagaje de conocimientos.
Pero el adolescente y luego joven Lázaro tenía una personalidad muy versátil, con sobresaliente afición por la música cubana, que lo acompañó por siempre.
Lázaro Peña lider obrero
De modo que los reclamos sindicales, protestas y accionar en pro de vindicaciones laborales y sociales, eran hechos por un ser muy sensible que también crecía en un plano más integral, buscando siempre la sabiduría y la cultura.
En 1929, debido a su maduración política, fue miembro del clandestino Partido Comunista de Cuba, fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño.
Los siguientes años de vorágine social y revolucionaria le permitieron ganar experiencia como combatiente contra la dictadura de Gerardo Machado, sanguinario presidente de Cuba, pro imperialista y sumiso bajo la bota de la Enmienda Platt, quien pretendía perpetuarse en el poder a costa de la miseria y las desventuras del pueblo.
Como líder obrero, Lázaro Peña tuvo gran participación en huelgas, mítines y la organización de sindicatos muy activos en la exigencia de mejores salarios y derechos laborales. Se le hizo claro el vínculo entre las injusticias y crímenes del machadato y los designios imperiales de Estados Unidos. Nació entonces su proyección anti imperialista.
Fue electo secretario general del Sindicato de los Tabaqueros y miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) en 1934, cuando ya era miembro del Comité Central del Partido.
Participó activamente en la huelga general realizada en 1935 en representación de la CNOC. En esa etapa también comenzó a interesarse en organizar y buscar la unidad de los trabajadores cubanos con luchadores obreros de otras latitudes.
Secretario General de la CTC
Con toda la experiencia combativa ganada, en 1939 funda la Confederación de Trabajadores de Cuba, más tarde llamada Central (CTC), de la cual fue Secretario General.
Lázaro Peña mereció el derecho a ser delegado a la Asamblea Constituyente de 1940, algo que habla mucho del prestigio y la labor eficaz que había desplegado.
En 1945 figuró entre los fundadores de la Federación Sindical Mundial (FSM), e integró su núcleo directivo, con la responsabilidad de ocupar una de sus vicepresidencias y ser también su secretario.
Durante su intenso bregar combativo hay que reafirmar que, a pesar de la persecución y cárcel padecidas en más de una ocasión, nunca claudicó ni torció el rumbo de su vida.
En 1947 y en 1952 tuvo serias pruebas de fuego en el enfrentamiento al Mujalismo, una variante reaccionaria que los gobernantes y oligarcas habían introducido en el movimiento obrero para minarlo y dividirlo.
El dictador Fulgencio Batista en 1953 impidió su retorno al país, cuando volvía de la III Conferencia de la Federación Sindical Mundial, celebrada en Viena.
Comenzó para los comunistas una etapa todavía más dura, con una menor posibilidad de hacerse sentir y actuar en los escenarios de lucha habituales. Muchos mutaron a otras formas menos efectivas.
Lázaro Peña con el líder de la Revolución Cubana
Al producirse el triunfo de la Revolución en 1959, puede renacer la Central de Trabajadores de Cuba, junto a su líder infatigable. El Capitán de la clase obrera estuvo al frente de ella hasta 1966.
Luego pasó a ser Jefe del departamento de Organizaciones de Masas en el Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Falleció a consecuencias de una enfermedad el 11 de marzo de 1974. Se mantuvo trabajando intensamente hasta su último aliento, en los preparativos del XIII Congreso Nacional de la Central de trabajadores de Cuba.
En su sepelio, el Comandante en Jefe Fidel Castro afirmó: …” no venimos propiamente a enterrar a un muerto, venimos a depositar una semilla”, en homenaje al significado y magnitud del ejemplo de tan consagrado guía sindical. Todos sus compatriotas están de acuerdo y los trabajadores identifican a su líder en el panteón de los eternos abanderados. (Tomado de ACN)