Díaz-Canel en la celebración del Día de la Rebeldía Nacional.
Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz, combatiente del 26 de julio, asaltante al Cuartel Moncada, líder de la Revolución Cubana;
Querido Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, asaltante al Moncada;
Queridos combatientes de la heroica gesta del 26 de Julio;
Santiagueras y santiagueros;
Pueblo de Cuba;
Compatriotas:
Otra vez Santiago vuelve a juntarnos en una de las más entrañables celebraciones de la patria.
Celebramos ayer, 25 de julio, Día de Santiago, el aniversario 508 de la villa que sería declarada Ciudad en 1523. Fue Santiago también capital de Cuba y punto de partida de los conquistadores hacia tierras continentales.
Antes de ser bautizada Santiago, estas tierras se llamaban Cuba y sus habitantes originarios fueron los primeros en llamarse cubanos. Confirman los historiadores que así fue hasta el cercano siglo XIX.
Por ellos sabemos también que el Santo Patrón de esta ciudad, a pesar de su origen español, fue vestido de mambí con sombrero de yarey durante las guerras de independencia, tal como testimonia la pieza conservada en el museo Emilio Bacardí de esta ciudad, el más antiguo de Cuba.
Y la Virgen Mambisa, la Caridad del Cobre peregrina, venerada por los patriotas de esta región, tiene su altar en la misma iglesia donde fue bautizado el más bravo de los cubanos: Antonio Maceo y Grajales, el Titán de Bronce.
“¡Es Santiago de Cuba!/ ¡No os asombréis de nada!”, diría el gran poeta Manuel Navarro Luna. Y esos versos encierran tantas leyendas como realidades del singular mundo santiaguero.
Hoy es 26 de Julio y la historia pide hablar de un tiempo más próximo: el de los muchachos, imberbes la mayoría, que sin ellos mismos saberlo, como dije hace unos días, llegaron a cambiar la historia nacional en la madrugada de aquel día de carnaval en Santiago de Cuba, algo que, según la doctora Olga Portuondo, historiadora de la Ciudad, conecta con la rebeldía del periodo independentista, cuando las más famosas fiestas populares de Cuba servían para enmascarar acciones y mensajes de los sublevados contra la metrópoli española en su necesario vínculo con sus colaboradores en la ciudad.
Aprovechando el bullicio y el movimiento del carnaval de 1953 se produjo el asalto al cuartel Guillermón Moncada, segunda fortaleza militar de la dictadura de Batista, acción con la que la Generación del Centenario prendería el motor pequeño que puso en marcha el motor grande de la Revolución hasta nuestros días, como expresó Fidel.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, uno de los jóvenes asaltantes, con solo 22 años, posteriormente describió la acción con las más bellas palabras en el Octavo Aniversario: Si Carlos Marx dijo de los comuneros de París que intentaron tomar el cielo por asalto, del ataque al Moncada por varias docenas de jóvenes armados con escopetas de matar pájaros, alguien debiera decir que trataron de tomar el cielo por sorpresa (Aplausos).
Aquí estamos, 70 años después, en otra mañana de la Santa Ana, otra madrugada animada por congas. Sin tiros rompiendo la alborada entramos en los jardines de la Ciudad Escolar 26 de Julio, que ahora es escuela y museo, fortaleza integrada de la educación y de la cultura.
Y es un verdadero privilegio caminar por los hechos junto a algunos de sus protagonistas. La fecha, la madrugada y la histórica compañía nos remiten a lo que vivieron hace siete décadas los jóvenes de veintipocos años, que se lanzaron a la toma del Cuartel, de la Audiencia y del Hospital Civil.
Fidel y Abel orientando las acciones, secretas hasta la hora decisiva. Fidel, visionario, diciendo a sus compañeros: “Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos … de todas maneras ¡óiganlo bien! … el Movimiento triunfará. Si vencemos mañana se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba”.
Ya estamos en combate. En la memoria colectiva resaltan los versos de Raúl Gómez García antes de salir de la Granjita. Los asaltantes que no llegan porque se pierden en la ciudad desconocida; Ramiro que entra por la Posta 3 con los del primer carro, reduce a tres militares y, al salir, una bala en un pie seguirá con él hasta la Sierra Maestra; la guardia cosaca que rompe el factor sorpresa y hace fracasar el asalto; Raúl que toma el mando de las acciones en la Audiencia, cuando parecían perdidas; Fidel que ordena retirada.
Después vendrá la revancha, el baño de sangre, el crimen, los abusos en el hospital. Los ojos de Abel, la resistencia serena de las mujeres y la foto acusatoria de Tassende herido en una pierna y asesinado después. Fidel capturado por un militar honorable y salvado así de la masacre de Chaviano. Fidel bajo la imagen de Martí, autor intelectual del asalto.
Quienes tratando de atacar a la Revolución hoy, acusan al Gobierno de dictadura, deberían buscar información sobre los hechos posteriores al asalto de este cuartel y del cuartel de Bayamo. Entre estos muros solo seis compañeros cayeron en combate; 55 fueron brutalmente torturados y asesinados. Los asaltantes del cuartel de Bayamo corrieron una suerte similar.
Fidel lo denunció ante el tribunal que lo juzgaba: “No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumentos de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y de muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros”.
Las acciones del 26 de Julio de 1953 fueron el principio del fin de la última dictadura instalada en Cuba, con el reconocimiento y el apoyo (in)moral y material de los Estados Unidos. Por eso no perdonan a la Revolución. Por eso y porque creyeron que con la desaparición física de la Generación Histórica ellos podrían quebrar la independencia nacional, la solidaridad internacional, la defensa de la alternativa socialista al capitalismo salvaje.
El Moncada es el reinicio de la revolución tantas veces frustrada desde 1868 por el quiebre de la unidad o la injerencia extranjera. Los jóvenes que aquí en Santiago o allá en Bayamo se lanzaron al combate sin miedo, ni a las balas, ni a la represión, ni a la muerte, dieron sus vidas, en primer lugar, por el ideal martiano de conquistar toda la justicia.
Mantener lo conquistado y avanzar más es el deber de las generaciones responsabilizadas hoy con el destino inmediato de la nación que nuestros padres nos ganaron de pie.
Mientras Estados Unidos mantenga su brutal y genocida bloqueo contra Cuba e intente pisotear la dignidad nacional, ¡tendremos un Moncada por asaltar! (Aplausos.)
Mientras no alcancemos un grado de prosperidad digna para todos los cubanos, ¡tendremos un Moncada por asaltar! (Aplausos.)
¡Cada día, cada hora, cada minuto, tenemos un Moncada por asaltar!
Esta Revolución es una lucha constante contra el odio: es la más apasionada defensa de la libertad, el amor y la felicidad. ¡Eso también fue el asalto al Moncada! (Aplausos.)
Siempre nos levantaremos para enfrentar el odio, la violencia, la perversidad de los que no quieren libertad y paz para Cuba. Pero desde 1959 somos muchos más que unas docenas de jóvenes valientes contra la tiranía de Batista. Desde 1959 somos un pueblo que defiende la Revolución y el socialismo como el camino más justo para alcanzar la sociedad más justa para todos (Aplausos).
Cuba ha tenido que enfrentar las ambiciones imperiales de su poderoso vecino desde hace más de 200 años. Con diversas formas y métodos, por la seducción o por la agresión, con garrote o con zanahoria, su obsesión por poseernos no ha cesado.
Es una conducta dictada por la propia naturaleza del imperialismo, enemiga natural del derecho a la autodeterminación de los pueblos y de cuanto gobierno se proponga realmente desarrollar programas de justicia social; feroz e implacable adversaria de los países, en especial de nuestra región, que ejerzan con independencia su política exterior.
Es una conducta de rechazo intolerante y muy antidemocrático al socialismo y a todos los valores que son pilares de la identidad nacional y sobre los que descansa y descansará el proceso de independencia y soberanía nacional reiniciado el 26 de Julio de 1953.
Más agresivos y más intolerantes se han mostrado al constatar que no existe fuerza en el mundo capaz de hacernos renunciar a esos ideales marxistas, pero también martianos y fidelistas, en los que se inspira la lucha infatigable por la mayor justicia social posible.
Eso explica la severidad del bloqueo económico y la vigencia actual de las medidas de reforzamiento que estableció el gobierno de Donald Trump y que mantiene el gobierno de Biden, cuyo efecto ha elevado la política de coerción económica que ha hecho escalar al bloqueo a una dimensión cualitativamente más agresiva y dañina.
Para ilustrar la severidad de esa política, que pretenden negar a voz en cuello los voceros del imperio y otros voluntarios “servidores de pasado en copa nueva”, solo mencionaré cinco de las medidas más perversas, más lesivas para la economía y para nuestra población:
Empiezo, aunque es una de las más recientes, por la injustificada inclusión de Cuba en la arbitraria lista del Gobierno de los Estados Unidos sobre Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo. Más allá del sentido calumnioso de esa designación, se sabe que tiene un impacto extraterritorial muy significativo que perjudica las transacciones comerciales y financieras de Cuba en casi cualquier parte del mundo.
Nombrar a Cuba en la lista no responde a preocupación genuina alguna ante el flagelo del terrorismo. Es un acto oportunista dirigido a perjudicar en profundidad la economía cubana.
Una segunda es la aplicación de la disposición del título tres de la ley Helms-Burton que permite tomar acciones en tribunales estadounidenses contra empresarios de cualquier país que legítimamente establezcan relaciones comerciales y de inversión en Cuba. Es una acción dirigida a impedir la inversión extranjera y dañar nuestro comercio exterior mediante la amenaza contra empresas de cualquier parte del mundo.
Una tercera es la persecución de los suministros de combustible que el país tiene la necesidad y todo el derecho a importar. Se trata de una acción agresiva y violatoria del Derecho Internacional, que se mantiene vigente contra Cuba con un impacto significativo contra nuestros requerimientos sobre las necesidades energéticas para el transporte, la agricultura, el abasto de agua, la industria y los servicios fundamentales de los que depende la vida cotidiana de la población.
La cuarta medida, que ilustra la maldad de esta política, es la intensa persecución y demonización de los servicios médicos que prestan profesionales cubanos en decenas de países para beneficio de cientos de miles de personas, fundamentalmente de bajos ingresos y en zonas menos favorecidas. Se ataca así una actividad que cuenta con amplio reconocimiento internacional por el beneficio humanitario que ofrece y por contribuir con el derecho humano de acceso a la salud.
Esa medida persigue calumniar a la Revolución y privar al país de importantes ingresos económicos para el sostenimiento del propio sistema nacional de Salud Pública.
Un quinto y último ejemplo de estas medidas, es la existencia de una lista también arbitraria de entidades cubanas con las cuales se prohíbe a los estadounidenses relacionarse. Es una medida dirigida fundamentalmente contra el sector turístico y busca limitar los ingresos a la economía por esa vía.
Son solo ejemplos ilustrativos. Todas son decisiones arbitrarias y punitivas. Por eso provocan, junto al bloqueo en su conjunto, rechazo universal, reiterado en múltiples foros internacionales.
La razón está al lado de Cuba. El bloqueo y la hostilidad aíslan a los Estados Unidos; pero sus efectos pueden llegar a ser letales para una economía de limitados recursos.
Cuando uno observa las expresiones de respaldo y solidaridad que recibe la nación cubana desde cualquier rincón del planeta, siente razones para considerar que somos afortunados, que nuestra obra, nuestra trayectoria y nuestro compromiso son referentes para quienes enfrentan y luchan contra la injusticia en muchas partes del mundo, a pesar de las dificultades actuales, a pesar del empeño abrumador por asfixiarnos, a pesar de la poderosa maquinaria de comunicación que al servicio del imperialismo se dedica a desacreditarnos, en el inútil empeño por desmoralizarnos y quebrar la autoridad que se ha ganado Cuba como una potencia política y moral. ¡Ese es el ejemplo de Cuba!
Siempre nos honrará mil veces más tener a nuestro lado a los amigos que se han jugado y se juegan todo por la suerte de Cuba. Hablo de los pueblos en lucha, cuyos representantes nos acompañan este 26 de Julio sin pedir comodidades y casi siempre apoyándonos en trabajos voluntarios bajo el intenso calor del verano, este año más abrasador que nunca.
Desde esta tribuna, un abrazo y el aplauso agradecido de Cuba para las hermanas y los hermanos infaltables: Gail Walker y la Caravana Pastores por La Paz en representación de lo más noble del pueblo norteamericano (Aplausos); la brigada Juan Rius Rivera, de los bravos boricuas amenazados y acosados por el gobierno colonial (Aplausos); la 28 Brigada Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Viva Cuba socialista!”); el grupo Caravana de Brasil (Aplausos), las brigadas juveniles de Bélgica y Alemania, entre muchos otros.
¡Gracias, hermanas y hermanos! La resistencia de Cuba, lo diré una y otra vez, es también un mérito de ustedes que nos dan aliento (Aplausos).
Santiagueras y santiagueros:
Esta celebración del Aniversario 70 del Moncada ustedes la han ganado por su historia, pero también, y muy especialmente, por el trabajo y los resultados en un período de serias limitaciones para todo el país.
No solo fue Santiago porque es el corazón de esta historia, y 70 años es una fecha muy señalada; es Santiago, como informó el Buró Político al momento de aprobar las celebraciones, por estar además al frente de las más destacadas de Cuba, reconocimiento que comparten Cienfuegos y Sancti Spíritus, por su estabilidad y avance en las principales tareas, y también el reconocimiento a Ciego de Ávila y Matanzas. ¡Nuestras felicitaciones al pueblo de esas provincias cubanas! (Aplausos.)
El buen desempeño de estos territorios no significa en modo alguno que en ellos no existan problemas, pero se distinguen por la manera en que los enfrentan con el objetivo de vencerlos y avanzar.
En cuanto a Santiago de Cuba sabemos, como ha dicho tantas veces el General del Ejército que es quien mejor los conoce y los quiere, ¡que Santiago sigue siendo Santiago! (Aplausos) ¡Que la insatisfacción es parte del espíritu de rebeldía que los distingue y que quedan muchos Moncada por asaltar para resolver todos los problemas que nos acechan!
Pero al volver aquí una y otra vez en los últimos años y meses siempre encontramos avances y a una provincia que saltó por encima de las duras carencias del país, superando a otras en sectores fundamentales como la Agricultura, la Educación y la Salud.
Una provincia que ha mantenido su belleza e higiene y que ha trabajado en la transformación de sus barrios con deudas sociales con la misma pasión que sus peloteros juegan en el Guillermón Moncada, o bailan apretados detrás de los tambores, el cencerro y la corneta china cuando suena el Cocuyé desde la Trocha hasta Enramadas, o en la Fiesta del Caribe, también llamada del Fuego (Aplausos).
¡Lo han hecho bien, santiagueros, y seguramente lo pueden hacer mejor!
Como discutimos en la Asamblea Nacional, el pueblo espera respuestas en temas que hoy gravitan sobre el nivel de vida y la cotidianidad de todos que podemos ir resolviendo sin esperar que levanten el bloqueo. La batalla contra las ilegalidades, el delito y, sobre todo, por el incremento de la oferta de bienes de uso y consumo para combatir la inflación son un difícil Moncada que tenemos el deber de asaltar aquí y en todo el país. ¡Cuba lo merece, y los que un día vinieron a este cuartel a cambiar la historia y la cambiaron para bien de todos, esperan que lo hagamos! (Aplausos.)
Sobre ese sentimiento quiero compartir con ustedes algo que expresó un día Haydeé Santamaría: “Hay ese momento en que todo puede ser hermoso y heroico(...) Y en ese momento una puede arriesgarlo todo por conservar lo que de verdad importa, que es la pasión que nos trajo al Moncada, y que tiene sus nombres, que tiene su mirada, que tiene sus manos acogedoras y fuertes, que tiene su verdad en las palabras y que puede llamarse Abel, Renato, Boris, Mario o tener cualquier otro nombre, pero siempre en ese momento y en los que van a seguir puede llamarse Cuba.
“Y hay ese otro momento en que ni la tortura, ni la humillación, ni la amenaza pueden contra esa pasión que nos trajo al Moncada” (Aplausos).
Cubanas y cubanos de bien, patriotas, compatriotas, santiagueras y santiagueros:
Ratifiquemos aquí, ante aquellos asaltantes del cuartel Moncada hace 70 años que aún nos acompañan, y sobre la tierra que guarda la sangre o las cenizas de los que ya no están, preservar y proteger la memoria de quienes entregaron sus vidas para que fuéramos definitivamente libres, en aquel acto de entrega que aún nos conmueve.
Desde el 26 de Julio de 1953, lo mejor de cada generación ha vivido enfrentando los desafíos y dificultades que nos imponen los tiempos, con el espíritu que se reveló en el Moncada, la idea de Fidel que jamás nos abandonará: ¡El revés se puede convertir en victoria! (Aplausos.)
Para finalizar, con Fidel repetimos sus palabras a Santiago al entregar el título de Héroe a la Ciudad:
“¡Que siempre sean ejemplo de todos los cubanos tu heroísmo, tu patriotismo y tu espíritu revolucionario! ¡Que siempre sea la consigna heroica de nuestro pueblo lo que aquí aprendimos!: ¡Patria o Muerte! “¡Que siempre nos espere lo que aquí conocimos aquel glorioso Primero de Enero!: ¡la victoria!
“¡Gracias, Santiago!”
¡Viva la Revolución Cubana! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Patria o Muerte!