Imagen ilustrativa
Por Alfredo García Almeida*
Gane o pierda, el presidente, Joe Biden, pasará a la historia como el aspirante a la reelección con más dificultades en la historia reciente de EEUU.
En medio de la guerra “proxis” en Ucrania contra Rusia y el reproche nacional e internacional por el incondicional apoyo a la masacre de Israel contra los palestinos en Gaza, la táctica de Biden de “ataque-represalia” en Siria, Irak y Yemen, sugieren el inicio de una guerra de baja intensidad en esos países contra Irán, en un riesgoso equilibrio por mantener una imagen de líder fuerte de cara a las elecciones presidenciales y al mismo tiempo evitar caer en una situación de irreversible escalada militar.
Sin embargo, mientras esos conflictos dejan un margen de maniobra, otra guerra interna incubada desde 2020, por la “rebeldía” del expresidente, Donald Trump, obliga a Biden a impulsar en un corto período de tiempo una estrategia de “miedo” contra su rival republicano. En sus mítines, Biden ha retratado a Trump, como un “dictador”, su única posibilidad de éxito en la contienda electoral del próximo noviembre.
Como si fuera poco lo que Biden tiene que enfrentar, ha surgido un inesperado segundo frente de potencial explosivo, con el ultraconservador gobernador de Texas, Greg Abbott, sobre sus iniciativas para controlar la migración ilegal en su Estado, abriendo un espacio para arremeter contra la reelección de Biden. En medio de la crisis migratoria, una sentencia de la Corte Suprema de EEUU para quitar los alambres de púas y una barrera de boyas en el río Bravo en la frontera con México, confronta a Biden con la rebeldía de Abbott, quien ha recibido el apoyo de la mitad de los gobernadores republicanos a solo nueve meses de las elecciones.
El enfrentamiento de Abbott con Biden, no es nuevo. En 2021, el gobernador texano, lanzó la “Operación Estrella Solitaria”, desplegando a la Guardia Nacional y al Departamento de Seguridad Pública de Texas en la frontera con México, cuyo personal trabaja 24 horas para detectar y repeler los cruces ilegales, funciones que atañen solo a las fuerzas federales.
El gobernador alega, que el Gobierno “ha roto la cohesión entre EEUU y los Estados, debido a la laxitud de la política migratoria”. La argumentación legal de Abbott, recuerda el origen de la secesión de los Estados confederados en 1861, que desencadenó la guerra civil entre el norte y el sur.
Abbott es notorio, por la identificación y el apoyo hacia Trump. Algunos expertos especulan que ya se ha ganado ser el compañero en la candidatura presidencial de Trump, aunque otros predicen que el expresidente buscará a una mujer para garantizar el voto femenino.
La crisis migratoria que enfrenta EEUU, es en parte el costo del desmantelamiento del agro mexicano y la pérdida de empleos, por el Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá, que provocó el flujo humano ilegal hacia el norte, evento que en su momento, recibió calurosa bienvenida de sectores productivos norteamericanos, como la agricultura, la construcción y los servicios, al ver reducir sus costos por los bajos salarios que imponían a los inmigrantes indocumentados. Por entonces, los 3,152 kms de frontera de EEUU-México, eran una folclórica y despejada doble vía para los ilegales, convertida hoy en profunda crisis por la masiva migración centroamericana y caribeña.
* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.
