Sancti Spíritus exhibe resultados estables durante los últimos cinco años en el Programa
de Atención Materno Infantil. Foto: Arelys García Acosta
Por: Arelys García Acosta
Sancti Spíritus, 20 jul (RHC) Se le ha visto recorrer a pie hasta ocho kilómetros por trillos solitarios, llenos de monte de lado a lado; y cuando ha llegado, el sudor corre en hilillos por su cuerpo y la bata blanca ya no luce blanca de tanto pegarse al cuerpo mojado y a la mochila en la espalda.
Este es el itinerario cotidiano del joven doctor Yagensi Yoján Betancourt Castro en sus visitas a las embarazadas residentes en zonas intrincadas de las comunidades 21, 22 y 23, del Consejo Popular Pitajones, del municipio de Trinidad.
“Ya me conozco cada recoveco de estas montañas, y para ir a visitar a un paciente lo mismo me monto en la volanta del pan, que en una carreta o en lomo de un caballo”.
POR ESAS PEQUEÑAS COSAS…
Por esas pequeñas cosas que hacen posible lo grande, y que tienen a sus protagonistas en la Atención Primaria y la Secundaria de Salud, las estadísticas son explícitas.
En lo que va de año, el Plan Turquino espirituano no reporta muertes maternas ni de niños menores de un año, y la provincia, en general, exhibe una tasa de mortalidad infantil de 3.2 por cada 1 000 nacidos vivos, la más baja de Cuba hasta la fecha.
Son cifras de primer mundo, que ubican a Sancti Spíritus entre los territorios con resultados más estables durante los últimos cinco años en este parámetro del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI).
Este comportamiento tuvo peso y medida en la decisión del Buró Político del Partido Comunista de Cuba de otorgarle al territorio la sede del acto nacional por el aniversario 71 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en el Oriente del país.
En opinión del doctor Francisco Fernández Quintero, director provincial de Salud, estos resultados se sustentan, fundamentalmente, en la Atención Primaria de Salud, en particular, en el desempeño de los consultorios del médico y enfermera de la familia.
Sobresale, además, el trabajo intersectorial mostrado por el territorio que dispone de hogares maternos en los ocho municipios, desde donde se previenen riesgos en la atención prenatal, subrayó Fernández Quintero.
“No obstante, todavía hoy el porcentaje de ocupación de los hogares no es el deseado y, por tanto, se impone aprovechar las potencialidades de estas instituciones y fortalecer las acciones para que más embarazadas con requerimientos de ingreso se atiendan allí”, indicó finalmente.
A pesar de que el índice de mortalidad infantil resulta inferior, incluso, al de países desarrollados, la provincia enfoca la mirada hacia algunas deficiencias relacionadas, por ejemplo, con el seguimiento del protocolo del riesgo de prematuridad.
Al decir del doctor Francisco García González, al frente del PAMI en la Dirección Provincial de Salud, “el propósito es evitar que los niños nazcan antes de tiempo o que presenten un crecimiento intrauterino retardado”.
En tal sentido, el funcionario alertó sobre el alto índice de embarazo adolescente en Sancti Spíritus, hoy con 17.2, el peor resultado de Cuba.
El territorio suma 193 gestantes de esas edades, con la mayor incidencia en los municipios de Taguasco, Jatibonico, Sancti Spíritus y La Sierpe, lo cual demuestra que los embarazos adolescentes representan un problema serio para la morbilidad de la provincia.
Así lo reconoce el doctor Manuel López Fuentes, especialista de primer grado en Neonatología y responsable del Comité de Morbilidad Continua en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital General Provincial ‘Camilo Cienfuegos’, quien domina estadísticas elocuentes.
De los más de 400 neonatos ingresados el pasado año en las Unidades de Cuidados Intensivos con antecedentes de un Crecimiento Intrauterino Retardado (CIUR) —partos pre término y bajo peso al nacer (menos de 2 500 gramos)—, el mayor porcentaje de ellos lo aportaron madres de entre 13 y 15 años de edad.
Estas y otras estadísticas, como el índice de bajo peso al nacer —ascendente a 6.5 actualmente—, revelan que el PAMI no puede ser una batalla en solitario de médicos y enfermeras.
Con tal certeza, la Dirección Provincial de Salud ha creado grupos multidisciplinarios para realizar intervenciones a los lactantes y las embarazadas existentes en cada uno de los municipios.
“La intención es fomentar un trabajo intersectorial a partir de intercambios con los compañeros del Consejo Popular y la comunidad para buscar soluciones conjuntas.
“De hecho, se hizo un programa con 27 organismos y 165 acciones para adecuarlas a las características de cada zona, de manera tal que las problemáticas sean cada vez menos y no impacten negativamente en el PAMI”, afirmó el doctor Francisco García González.
En lo que va de año, el Plan Turquino espirituano no reporta
muertes maternas ni de niños menores de un año.
Foto: Arelys García Acosta
EN LA LÍNEA FINA DE LA SOBREVIVENCIA
En las historias clínicas de cada niño grave o crítico salvado en los últimos años en la provincia puede leerse un manojo de apuntes médicos, que indican que la muerte intentó arrebatarles la vida; pero la ciencia y el amor pudieron más.
Hoy, muchos andan por ahí, en brazos de sus madres y no hay más que pintarles cualquier “murumaca” para verlos sonreír.
Tan así es que, si pudiéramos ceñir a cifras la existencia, basta decir que más del 97 por ciento de los niños en estado grave y crítico ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales y Pediátricos, ubicadas en el Hospital General Provincial ‘Camilo Cienfuegos’ y en el Hospital Pediátrico ‘José Martí Pérez’, respectivamente, son salvados.
En función de ello ha estado la estrategia implementada en cada una de estas unidades, donde, pese a las carencias materiales registradas en el país, se concentra hacia allí la mayor cantidad de insumos y recursos médicos posibles para la atención esmerada a los recién nacidos hospitalizados.
En el elevado nivel de supervivencia en dichas terapias influye, también, la labor de los profesionales que trabajan en esas áreas, quienes han suplido el déficit de personal existente en esas unidades, provocado por la migración.
Sin dudas, la heroicidad cotidiana hace posible la utopía. Al respecto, el doctor Frank Felipe Martín, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Progresivos del Pediátrico espirituano, comentó que anualmente se atienden allí alrededor de 340 pacientes, en su mayoría reincorporados a la sociedad con calidad de vida.
SUBIR LA CUESTA DE LA SALVACIÓN
Allá, en lo más intrincado del lomerío, donde las montañas parecen senos de la tierra, el nacimiento de una nueva vida está garantizado, gracias, entre otras razones, a la sistematicidad lograda por los grupos básicos de trabajo, protagonistas de la calidad de la atención médica en los 52 consultorios localizados en el Plan Turquino.
“Ningún resultado es fortuito”, sostiene el doctor Vicente Cabrera Delgado, funcionario de la Atención Primaria en la Dirección Provincial de Salud a cargo del Plan Turquino, quien pondera la estabilidad de los diferentes indicadores que por más de 10 años ha mantenido el PAMI en las serranías espirituanas.
“En cada consultorio, a las gestantes y menores de un año se les da seguimiento por un equipo multidisciplinario, díganse obstetras, pediatras, psicólogos, clínicos, genetistas; y se realiza, de manera preventiva, el ingreso hospitalario a toda paciente con 36 semanas de gestación”, resalta Cabrera Delgado.
No se llega a la cima por camino llano, lección aprendida por Yagensi Yoján Betancourt Castro, galeno de solo 24 años, quien unas veces a pie y otras a la zanca de un caballo, sube el lomerío de Pitajones, estetoscopio en mano, para auscultar y sanar.