Por Guadalupe Yaujar Diaz
Majestuoso y renovado en su construcción, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CI GB) celebra su aniversario 30. Ubicado en la Avenida 31, ocupando varias manzanas entre las calles 158 hasta 190 del capitalino municipio de Playa, se alza el conjunto de edificaciones que lo integran, cuyas puertas conocen del paso diario de numerosos cubanos y extranjeros que lo visitan.
Fundado por el líder de la Revolución cubana Fidel Castro el 1 de julio de 1986, es considerado institución científica insignia de la Biotecnología de la Isla, al contar con productos en los campos de la salud humana, la ganadería y la agricultura.
Pudiera parecer increíble para muchos que en tan pocos años siete jóvenes investigadores integrantes del núcleo fundacional de la Biotecnología cubana y bajo la atención directa de Fidel, crecieran y se multiplicaran haciendo realidad lo que era un sueño.
Más difícil resulta creerlo si se analiza que la puesta en marcha y explotación de la institución ocurrió bajo las condiciones del Periodo Especial y en medio del brutal bloqueo estadounidense a la Mayor de las Antillas.
Devenido proeza de hombres en Revolución, este coloso del conocimiento atesora en su nómina alrededor de mil doscientos hombres y mujeres dedicados a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de productos.
Entre los logros de la institución figuran el diagnóstico, prevención o tratamiento de unas 30 enfermedades, mientras se realizan estudios clínicos estrechamente vinculados a los servicios de salud de la Isla, cuenta con más de 200 registros sanitarios en 34 países, y sobrepasan las mil solicitudes de patentes presentadas en el exterior, con alto porcentaje de aceptación en naciones de varios continentes.
En los últimos años el Heberprot–P, su primero producto líder internacional, ha beneficiado a mas de 250 mil pacientes de varios países, de ellos unos 56 mil cubanos, al facilitarles la cicatrización de las úlceras complejas del pie diabético y reduciendo el riesgo de amputación, en tanto recientemente este medicamento obtuvo la licencia que permite su evaluación clínica en Estados Unidos.
El Heberprot-P junto a otros desarrollados por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología constituyen prueba del alto nivel científico alcanzado por Cuba en la esfera biotecnológica y farmacéutica, a la altura de las naciones más industrializadas del mundo.
Muchos son aún los retos que enfrenta el Centro en su proceso de desarrollo internacional mediante sus ventas, a fin de alcanzar registros de crecimiento sostenido, directamente vinculado al aumento de sus producciones como importante rama de la economía nacional.
No podemos olvidar que la industria biotecnológica cubana pasa por un mercado altamente competitivo, signado por la crisis mundial, los disímiles destinos, el incremento de regulaciones internacionales, que constituyen barreras invisibles pero cada vez más costosas.
Si épica ha sido la labor de esta joven institución, mucho mas intensa serán las tareas futuras que deberá afrontar su rico capital humano, en la batalla por la maduración y diversificación del aporte de este centro a la industria biotecnológica y farmacéutica cubanas.