Cuba: Fidel Castro en el Escambray

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2017-11-23 12:36:38

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Foto:Archivo

Por Ernesto Montero Acuña*

Con 88 años, Marcos Pérez Álvarez recordaba el anochecer de 1966 en que Fidel Castro, entonces Primer Ministro, le solicitaba que fuera a recogerlo en una vivienda campesina de la Loma de la Ventana a La Sierrita, en el Escambray.

Añadía en el 2016 el viejo educador, fallecido el 23 de abril de 2017, que había llovido mucho y los carros se le quedaron atascados a "Fidel cuando iba para la escuela que yo dirigía en Topes de Collantes. Por eso me mandó a buscar".

Aquella visita la inició el 17 de julio del 66 en la noche, cuando experimentados educadores asumían en Topes de Collantes la formación de varios miles de estudiantes como maestros primarios y a la vez añadían las capacidades constructivas necesarias en aulas, albergues y en otras facilidades.

Sobre las bases sentadas durante la Campaña Nacional de Alfabetización de 1961 se desarrollaba aquel programa, debido a que en ella había participado la mayoría de quienes estudiaban en el nuevo centro, creado el 5 de enero de 1962, y también sus profesores.

El también director de la Escuela Formadora de Maestros Manuel Ascunce Domenech, así nombrada en honor al joven mártir de la alfabetización explicaba que la visita fue una de las dos realizadas por Fidel aquel año, ya que también había estado el 17 de enero.

Sus estancias en aquellas montañas, a 365 kilómetros de La Habana, respondían a un propósito que había anunciado el comandante Camilo Cienfuegos el 10 de octubre de 1960, al intervenir en el Primer Congreso Campesino del Escambray.

Entonces explicó que pronto Fidel estaría en las alturas de Guamuhaya -nombre con que se las identifica en la geografía-, debido a la importancia política, económica y social del territorio.

Estudios posteriores corroboran que el gobernante se trasladó hacia esa zona montañosa el 5 de enero de 1962, tras el asesinato del maestro voluntario Conrado Benítez por una banda contrarrevolucionaria encabezada por Osvaldo Ramírez, quien resultó abatido el 16 de abril de 1962.

La recopilación titulada Fidel en Sancti Spíritus, cronología comentada, del Instituto de Historia de Cuba, refleja que Fidel se dirigió al lugar y se incorporó al medio día a las acciones militares emprendidas contra la banda en la zona de Pitajones, lugar del crimen, en el municipio de Trinidad.

El día 6 también participó en las operaciones, que incluyeron disparos de armas de grueso calibre como bazucas, morteros y ametralladoras contra los alzados.

El texto consultado refleja que se desplazó en helicóptero sobre el lugar, impartió órdenes acerca de cómo proceder en lo sucesivo, intercambió con testigos de los hechos y luego se marchó.

Sobre la importancia que el gobernante atribuía a esas montañas en la década de 1960, el periódico villaclareño Vanguardia publicó en el 2016 amplios reportajes sobre las acciones militares y las iniciativas económicas.

Nicolás Chaos Piedra, entonces dirigente político de ese territorio explica en su libro El otro Escambray que de 1970 a 1975 Fidel trabajó en aquella región 51 días con sus noches, siempre en contacto con los pobladores y los directivos.

De acuerdo a la publicación, la zona era idónea para desarrollar los conceptos económico-sociales que requería el país, en una extensión de cuatro mil 295 kilómetros cuadrados y perteneciente a una de las 58 regiones entonces existentes, la nombrada Escambray, en la antigua provincia de Las Villas.

Como máxima figura política en la región, Chaos Piedra apuntaba que aquella región con más de 200 mil habitantes, incluía los importantes municipios de Trinidad, Caracusey, Manicaragua, Cumananayagua, Mataguá, Fomento, Báez, Jibacoa, Topes de Collantes, La Sierrita, Güinía de Miranda y Condado.

En su serie Fidel en el Escambray, el periódico Vanguardia refleja que el contacto directo fue su habitual estilo de trabajo, mediante recorridos y el continuo dialogar con los cubanos anónimos.

Como parte de su estilo, la tarde del 18 de julio les habló a los estudiantes de Topes de Collantes, desde un anfiteatro con 10 mil capacidades construido por ellos, y les expresó que tenía deseos de hacer una visita para ver cómo andaban las cosas por Topes, la escuela, las construcciones y los planes de café.

El programa de formación de maestros constaba entonces de tres etapas: un año en Minas del Frío, en la Sierra Maestra; dos en Topes de Collantes, y otro período con igual duración en Tarará, al noreste de la ciudad de La Habana.

En su discurso estableció un paralelo: "en honor a la verdad, después de las Minas del Frío ya Topes es casi un paseo", pues "se está casi en plena civilización."A lo que añadía una consideración medular: "gran parte de esos avances los han hecho ustedes", refiriéndose a las aulas y a otras obras.

Informó que el año anterior se habían graduado los primeros maestros bajo ese programa iniciado después de la Campaña de Alfabetización, y que los egresados sustituyeron a los primeros 500 maestros de una brigada con el nombre de Frank País, los que pasaron a desempeñar otras funciones y a estudiar.

Su preocupación educacional la reflejó mediante una síntesis histórica: "¿Podía ser el ideal de un maestro el sistema social donde el 90% prácticamente de los estudiantes de primaria desertaban antes de graduarse de sexto grado? ¿Podía haber alguien con alma de maestro, con vocación de maestro, con espíritu de maestro, que pudiese sentirse feliz con aquel sistema social? ".

Puede observarse cómo se proponía él mismo con su discurso una función educadora, pedagógica, para caracterizar y promover el tipo de docente que quienes lo escuchaban estaban convocados a ser.

Para él los verdaderos maestros serían capaces de enseñar no solo en las ciudades, sino también en los campos y en las montañas más incomunicadas del país. A lo que añadió que "deberían ser capaces de irse a enseñar a cualquier parte del mundo donde hiciesen falta", como ha ocurrido en varias naciones.

Sobre esas bases pedagógicas, en Topes de Collantes surgieron educadores para nuevas promociones de hombres y también para crear condiciones y capacidades requeridas por la docencia. En 1977, cuando Marcos Pérez cesó como director de la escuela, había unos ocho mil futuros maestros en un ambiente adecuado.

Se considera que sin aquella obra no se podría concebir el Topes de Collantes actual, con sus instalaciones turísticas y de salud debidas al trabajo de entonces, ni a los maestros formados bajo la concepción de transformar a los educandos y al medio.

Marcos Pérez explicaba que Fidel escaló el Pico Potrerillo, con 936 metros sobre el nivel del mar, y trazó proyectos sobre cómo sería el Escambray, para luego partir en yipi hacia Banao, un plan agrícola soñado entonces; o hacia la presa Zaza, todavía sin figurar en el mapa; y lo hacía con la concepción de que ello era prioritario para la nación.

Topes de Collantes es ahora un Paisaje Natural Protegido, con gran desarrollo forestal y paisajístico, apropiado para el turismo de salud, de naturaleza y de eventos, y con educación en los niveles primario y secundario.

La cronología Fidel en Sancti Spíritus ilustra sobremanera acerca de la importancia que el líder revolucionario cubano le concedía a la referida cordillera, al explicar su visita del 17 de enero de 1966 a Topes de Collantes.

Entonces lo acompañaron, como invitados especiales, varios delegados a la Conferencia Tricontinental, celebrada en La Habana unos días antes, entre los cuales se encontraba Amílcar Cabral, líder de Guinea Bissau y Cabo Verde, con quien realizó disparos de práctica.

Cuando el 22 de diciembre se cumplan 56 años de la Campaña de Alfabetización -Día del Educador- se patentizará la obra física y cultural desarrollada desde entonces y la creación de hombres y mujeres para sustentarla. (Fuente/PL)
 



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