Por: Hilario Batista
La vecina Haiti, situada a 77 km al este de Cuba, ha estado en un volcán durante 2019, tras las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional a esa empobrecida nación, sumida en el caos social, las violentas protestas por el aumento del precio de la gasolina, y la escasez de víveres en uno de los países más pobres del mundo donde la mayoría de sus habitantes están obligados a vivir con 2 euros al día.
En las protestas, que han paralizado la capital y varias de las principales ciudades de Haití los manifestantes exigen la renuncia del presidente Jovnel Moiz. La oposición, reunida en un amplio movimiento nacional, intensificó sus denuncias tras los informes de que funcionarios del gobierno utilizaron indebidamente millones de dólares en préstamo del programa venezolano PetroCaribe.
Consideran que existe un fraude millonario en el país y responsabilizan al gobierno de la precaria situación que ha llevado a un tercio de la población a necesitar asistencia humanitaria.
Las protestas se iniciaron el 7 de febrero de este año y han dejando a lo largo del pais varios muertos, incendios y cierres parciales de carreteras, caminos, y escuelas, además de una economía maltrecha.
Por si fuera poco la mayoria del pueblo haitiano no entiende cómo en la votación del Consejo Permanente de la OEA, Organización de Estados Americanos, su gobierno votó por el no reconocimiento a la legitimidad del mandato del presidente venezolano Nicolas Maduro, a pesar de lo que ha significado la ayuda desinteresada del pueblo bolivariano a Haití, actitud muy criticada por el lider opositor haitiano Jean Charles Moise, quien en nombre del pueblo haitiano pidió disculpas al pueblo de Venezuela.
El gobierno haitiano se ha aliado al de Estados Unidos votando a favor de revivir el Tratado militar Interamericano TIAR para atacar a Venezuela.
Durante 2019 liderado por el partido Pitit Desalin y otros grupos opositores han afirmado que sus objetivos frente a la situación del ese pais, es crear un gobierno de transición , que renuncie el presidente Jovnel Moiz y procesar a los corruptos que se apoderaron de los fondos de Petro-Caribe.
Medios de prensa resaltan que en Haití las luchas económicas se superpusieron a las luchas estructurales y es casi imposible definir claramente los contornos de las perturbaciones actuales si se separan del tejido socioeconómico y cultural de un pais donde las élites exportadoras han prosperado hasta el punto de convertir a la nación antillana en una neocolonia.