Por: Reynaldo Calderín
La incertidumbre gubernamental marcó a España en un año en el que los electores fueron llamados a las urnas en dos ocasiones, sin que todavía exista certeza de la confirmación de Pedro Sánchez como Presidente del Ejecutivo.
En abril, el dirigente del centenario, PSOE, Partido Socialista Obrero Español, resultó ganador de los comicios convocados tras el rechazo en el Parlamento a su proyecto de presupuestos, y la dificultad de poder consumar sus medidas sociales y económicas para revertir los recortes de la anterior administración del conservador Partido Popular liderado por Mariano Rajoy.
A pesar de su victoria el político socialdemócrata no alcanzó los escaños necesarios para un gobierno en solitario, con 123 de los 350 del Congreso de los Diputados, pero lejos de la mayoría absoluta, fijada en 176 asientos. Entonces se vio obligado a buscar alianzas de otras fuerzas políticas para su investidura, en negociaciones que tendrían repercusiones a lo largo del año.
Esos comicios, considerados los más disputados e imprevisibles desde la restauración de la democracia en España en mil novecientos 77, dejaron fragmentadas las Cortes Generales, complicando la gobernabilidad en el país.
En ese contexto asociaciones y partidos políticos independentistas de la región autónoma de Cataluña, apoyados por miles de ciudadanos, protagonizaron multitudinarias protestas en rechazo al juicio en el Tribunal Supremo a 12 líderes independentistas catalanes, por la intromisión en el proceso político que ocasionó el fallido referéndum de autodeterminación del primero de octubre de 2017.
Los acusados negaron los cargos de rebelión, sedición, malversación y desobediencia, y fueron condenados con penas de mas de 10 años de prisión.
Sin embargo la justicia de España autorizó que cinco de los líderes presos acudieran a la sesión constitutiva del Parlamento, tras ser electos en los comicios generales que renovaron ambas Camaras.
Oriol Junqueras, Yósep Rul, Yórdi Turúl y Yórdi Sánchez obtuvieron escaños en el Congreso de los Diputados en los sufragios legislativos, mientras que Raúl Romeva logró una banca en el Senado.
En la saga de conformación de gobierno, y tras una ronda de consulta con las principales fuerzas de la oposición, el presidente en funciones decidió pactar con la coalición izquierdista Unidas Podemos, y su líder Pablo Iglesias la creación de un gobierno de corte progresista. En esa sesión de contactos, el político socialdemócrata excluyó a Vox, partido de extrema derecha, que obtuvo por primera vez representación en el Congreso de los Diputados, y se convirtió en la quinta agrupación con mayor peso en el órgano legislativo.
Sin embargo las diferencias entre los partidos impidieron la investidura del líder del Ejecutivo, sometido a la moción de confianza en el parlamento, una propuesta del Rey Felipe Sexto para la jefatura de Gobierno.
En la votación el político obtuvo 124 votos a favor, frente a 155 en contra y 67 abstenciones, la mayoría de ellas de su aliado Unidas Podemos.
Tras la negativa del ente parlamentario y bajo las criticas de diferentes partidos fueron convocadas las cuartas elecciones en tan sólo cuatro años, y la segunda en 2019 en la nación europea , luego de que el Rey definiera que no existe una propuesta de candidato viable con los apoyos necesarios, y procediera a la disolución del Congreso y el Senado.
A esas elecciones se presentaron por primera vez en más de 40 años tres partidos en el bloque de la izquierda y tres en la derecha, sin un claro favorito. Como resultado de la resaca electoral,la participación a las urnas decreció mostrando el mayor abstencionismo desde 2MIL16.
Junto con el recuento final en el que resultó ganador el Partido Socialista de España, contrastó de manera peligrosa la rápida ascensión del grupo de extrema derecha VOX que se emplazó como tercera fuerza política en el Congreso por detrás del Partido Popular , principal formación de oposición conservadora.
El 12 de noviembre a tan sólo 48 horas de realizadas las votaciones el PSOE y Unidas Podemos anunciaron la firma del discutido acuerdo para constituir un gobierno de coalición.
Pero frente a la repetida negativa del Partido Popular y de Ciudadanos a facilitar un gobierno de Sánchez en coalición, los socialistas comenzaron a negociar con el separatista catalán Esquerra Republicana de Catalunya, quienes mantienen su decisión en suspenso,pese a los avances en la definición de los instrumentos necesarios para encauzar el conflicto político sobre el futuro de Cataluña.
Todavía no se avizora salida al impass político en España, en un momento en el que Pedro Sánchez continúa buscando garantizar su investidura en una segunda vuelta, que de ser exitosa trae aparejada la promesa de diálogos con el Gobierno Catalán para buscar alternativas a la crisis política y garantizar la convivencia.
Ante la falta de decisión, las probabilidades de que la nación europea comience la nueva década sin un Ejecutivo firme, son cada vez mayores. Mientras el pueblo español se ve obligado a enfrentar la parálisis política.