Ecumenismo, sincretismo y tolerancia: ¿Una bendición cubana?

Édité par Pedro Manuel Otero
2020-03-11 11:39:29

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Luis González Maceo

En no pocas ocasiones los países del mundo deben afrontar pugnas internas,  revueltas y confrontaciones entre tendencias surgidas espontáneamente o alimentadas desde centros de poder que ambicionan recursos naturales. En no pocas ocasiones, tienen el objetivo de desmantelar las estructuras que aseguran la estabilidad política, social y económica de una nación.

Entre los factores que pueden ser exacerbados para crear revueltas y confrontaciones están los prejuicios raciales y étnicos, los desniveles socio-culturales, los enfoques de géneros, entre otros muchos.

Uno de los temas y posiciones encontradas que han provocado choques son precisamente los relacionados con la filiación a credos, así como  la intolerancia con respecto a la fe de diversos grupos sociales, los cuales resultan ser mayoría o minorías en relación con los preceptos religiosos establecidos tradicionalmente.

Estas contradicciones pueden ser “utilizadas”  para minar las bases de una sociedad con el fin de imponer patrones alejados del sentido de unidad nacional, lo que vendría a ser una puerta de acceso a la penetración e imposición de modelos exógenos que nada tendrían que ver con las raíces de una sociedad dada.

Cuba, con una muy larga tradición de luchas emancipadoras,  no ha sido la excepción en cuanto a diversos puntos de vista y desentendimientos entre creyentes y no creyentes. Así lo fue durante determinado período. Ser creyente era uno de los requisitos excluyentes para integrar las filas del Partido o  de la Juventud Comunistas.

En documentos, discursos y análisis diversos se argumentaron las contradicciones entre la Iglesia y el proceso revolucionario, cuya evolución y su presente se puede leer y comprender en la profusa documentación que al respecto existe publicada, esencialmente en las páginas de “Fidel y la religión”, y en otros documentos que ilustran este progreso en la armonización de la relación sociedad-creencias -política.  

Nos referiremos a un grupo de aspectos que van más a lo cotidiano, al día a día de nuestra sociedad. Para abordar esta temática podríamos partir de  los términos siguientes: ecumenismo, sincretismo y tolerancia, los cuales aparecen en el título de este trabajo.

Algo que llama profundamente la atención para quienes  no conocen nuestra historia ni las peculiaridades de nuestra sociedad es la mezcla de conductas religiosas entre devotos de distintos credos, que inclusive coinciden en misas en las iglesias, así como en celebraciones y actos rituales y ceremonias en casas culto en las cuales se practican manifestaciones de origen africano.

Estas manifestaciones provenientes de los más diversos zonas de África durante siglos de explotaciòn colonial, poseen sus propias características y sistemas de adivinación, de curación, así como los rituales y ceremonias festivas, entre otras peculiaridades.

Las condiciones de dominación colonial fueron situando estas creencias en un segundo plano bajo la imposición de las autoridades eclesiásticas católicas de España, pero en la la soledad de los barracones y en los palenques de cimarrones, en los campamentos de la mambisada y durante el período de la República se practicaban abiertamente estas creencias.  En la actualidad nuestra población ha ido incorporando esta mezcla de santería, manifestaciones religiosas de origen africano, la liturgia  católica y hasta el espiritismo.  

Esta amalgama de tendencias ha hecho que no sea nada sorprendente el observar cómo un sábado muchos creyentes bailan, celebran y disfrutan  una ceremonia de santería o sesión espírita, pero el domingo asisten, sin ningún resquemor o críticas de la colectividad, a la misa de la iglesia de la comunidad.

No sería arriesgado afirmar que esta concepción de la realidad y de las creencias que se mueve en el plano de la conciencia social colectiva, ha contribuido desde un ángulo muy específico a la unidad nacional.

Esta unidad nacional se fomentó desde las luchas insurreccionales durante las cuales esclavos liberados compartían sus rezos con los generales y mandos entre los cuales había negros, mestizos, así como blancos que asumieron y se iniciaron en las creencias de los negros, lo cual los acercó inclusive obviando los males de la discriminación.

No se puede olvidar que la descendencia de hacendados y muchos de ellos crecieron entre nanas negras y fueron curados no siempre por doctores blancos sino con remedios, rezos y rituales salidos de los barracones de esclavos.

En el plano de la imagen popular de la sociedad cubana actual no sorprende ver a personas blancas, en número creciente, con los atuendos de la iniciación en las religiones de origen africano, pero no sorprende tampoco a los que siguen estas manifestaciones que iniciados en estas religiones rinden homenaje tanto en la iglesia católica como en la casa culto a la deidad u orisha en su día y al santo católico que se sincretiza con dicha deidad en la iglesia correspondiente.

Los más conservadores y reacios a saberse vistos como creyentes de una u otra tendencia, que afirman ser completamente ateos, lo cual es perfectamente permitido en la libertad de culto en tal, sentido como lo testimonia y garantiza nuestra Constitución, en ocasiones han sido objeto de la letra de una canción de un muy querido autor musical de Cuba, Adalberto Álvarez, cuando dice en uno de sus estribillos más populares “…hay algunos que no creen en ná, pero van a consultarse por la madrugá…”

Tampoco podemos pensar que esta variedad y coincidencias de conductas solo se aprecia entre los católicos y las manifestaciones religiosas de origen africano. Esto abarca otras creencias y filiaciones y fe de todo tipo.


No se debe albergar dudas en cuanto al hecho de que el ecumenismo, el sincretismo y la tolerancia han formado parte, con sus altas y sus bajas, como todo proceso dialéctico, de nuestra sólida unidad nacional, y por qué no,  también ha sido una bendición cubana que nos libra de “todo mal”.      

 



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