El Benny de Santiago de Cuba
En las tradiciones y las costumbres de los pueblos, intervienen, además, personajes fabulosos, pintorescos, característicos del folklore de cada región.
Juan Manuel Villi Carbonell, es uno de esos personajes populares que confirman la riqueza de una ciudad con algo de esencia cultural. Con pantalones anchos, zapatos de dos tonos, casaca larga, sombrero y bastón, le llaman “el Benny santiaguero” del Siglo XXI.
Este pintoresco personaje que recorre diariamente las calles santiagueras con su guitarra al hombro y su folklórica vestimenta, por su voz y melodía, que nos recuerda a quien llegó ser El Bárbaro del Ritmo”, tuvo la suerte de ser escogido para ponerle voz a las 42 canciones que escuchamos en la película "El Benny."
Son muchos los que le dicen el último bohemio que por su maravillosa voz y su atractivo atuendo es centro de atención de los turistas que visitan la Ciudad de Santiago de Cuba para tomarle fotos y videos.
Único hijo, desarrolló su amor por la música inspirado en su abuelo que tocaba batería y su abuela que era reina cantadora de música francesa en los montes de las provincias orientales. Pero recuerda que también su padre era cantante popular y que desde la edad de 8 años comenzó a cantar con él en bares y cantinas.
Asegura que toda su vida ha sido un bohemio y junto a Luis Guillermo Mesa, El Colorao, Puchú y otros aventureros se entusiasmaba por afinar su voz y darles gusto a los amantes de la música popular cubana fundamentalmente en calles y plazas de la ciudad.
Durante algún tiempo cantó en un programa de la emisora santiaguera CMKC. Hace unos anos viajó a Espana con el Quinteto Lahera, donde le ofrecieron ofertas de realizar contratos, pero añoraba su vida bohemia y no aceptó y regresó a su ciudad.
Recuerda que en 1980 lo evaluaron como cantante solista, que ha realizado grabaciones con varios músicos santiagueros y que en el 2000 grabó un CD con 7 números musicales.
“Ahora sigo de bohemio hasta que Dios quiera, porque nunca estoy apurado para ganar un peso o hacer un contrato, sino que me gusta que se me respete y la gente disfrute mi música, siempre poniendo el nombre de mi país en alto”.
Este Benny santiaguero continúa su vida bohemia deleitando a cientos de personas que lo ven diariamente y lo escuchan en el Parque Céspedes, la esquina del Hotel Casa Granda, en la Plaza Marte, por el Bodegón, en la Plaza Dolores, con su sombrero alón, sus zapatos de dos tonos, su inseparable guitarra y una indumentaria bastante pintoresca. (Resumen de lo escrito por Nereyda Barceló Fundora en el portal del periódico Sierramestra)
