Por: Roberto Morejón

Como el Frente Sandinista de Liberación Nacional y su candidato Daniel Ortega ganaron inobjetablemente los comicios en Nicaragua, el poder mediático, adverso a los procesos progresistas, trató de menoscabar el resultado y ocultar el éxito económico de ese país.

Desde la campaña electoral las grandes transnacionales de la información y medios privados en América Latina distorsionaron la realidad de Nicaragua, un país con un gobierno en sintonía con las necesidades de los más vulnerables.

Con esa óptica ha sido posible en una de las naciones más pobres del Hemisferio Occidental llevar la mejoría a personas de menor poder adquisitivo y brindar opciones de empleo, incluyendo la agricultura.

La economía nicaragüense deberá crecer al concluir 2016 entre 4,5 y 5 por ciento, después de un alza de 4,9 por ciento el año pasado, mientras que la inflación pronosticada hasta el 31 de diciembre venidero apenas será de 5 por ciento.

Los electores nicaragüenses fueron a las urnas recientemente conocedores de que las ramas financiera y de servicios, agricultura, comercio, transporte y comunicaciones tuvieron comportamientos favorables.

Otrora con acentuado déficit en la generación eléctrica, Nicaragua pasó a una situación en la que se reporta una subida discreta del consumo de esa energía, en función de los planes de elaboración de bienes y servicios.

Los votantes constataron que a pesar de las turbulencias globales, Nicaragua mantuvo crecimientos superiores al promedio de sus vecinos centroamericanos, a lo que contribuyeron las disciplinadas políticas macroeconómicas así como la expansión de exportaciones y de la inversión extranjera.

En consecuencia en el período 2009 a 2014 en Nicaragua disminuyó la pobreza en 13 puntos porcentuales y hoy alcanza a 29 por ciento de la población, todavía alto, de ahí que sea un foco de atención del gobierno.

Se presume que programas socio productivos como Hambre Cero, Bono Productivo, Patios Saludables y Créditos Crisol prosigan en el próximo mandato.

En la plataforma de trabajo del reelecto presidente Daniel Ortega y de la vicepresidenta Rosario Murillo figuran reducir la desigualdad e incrementar las inversiones en el campo.

Ante las febriles campañas para señalar al Frente Sandinista de Liberación Nacional y a Ortega como artífices de una supuesta maquinación para desprenderse de opositores, lo cierto es que resalta el creciente nivel de aceptación entre las masas.

Ángela Gutiérrez, una anciana beneficiada con una modesta casa dijo a una publicación local que votaba por Ortega porque “él me ha dado la mano” y “Una se siente gozosa cuando la toman en cuenta”.

Para el poder mediático mundial opiniones como la de la humilde pobladora resultan intrascendentes. FIN