Por: Roberto Morejón

Con su larga cabellera rubia y rostro y mirada firmes tras ser detenida, la adolescente palestina Ahed Tamimi se convirtió desde su individualidad en expresión del estoicismo de su pueblo frente a la brutalidad de los invasores israelíes.

Ahed Tamimi está detenida en la Cisjordania ocupada y el régimen sionista le imputa doce cargos, entre ellos el de agresión, y a su madre cinco, y ambas deben aguardar nada menos que un juicio militar como si lo fueran.

Pero la adolescente NO estaba armada como suelen presentarse los soldados y colonos israelíes en Cisjordania.

Simplemente vive en un asentamiento donde, como en otros, protestaron contra la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.

Ahed Tamimi le gritó a un capitán y un sargento israelíes próximos a su casa que se fueran, forcejeó con ellos y los abofeteó.

La acción fue filmada y se reprodujo en las redes sociales hasta causar revuelo en Israel, donde al parecer la prepotencia fue mellada y exigieron represalias contra la adolescente.

Tres semanas después del hecho, Ahed y la madre siguen presas y la primera se expone a una condena de 14 años.

La familia de los Tamimi paga así su activismo contra el expansionismo israelí y su denuncia por las detenciones masivas de palestinos.

El pueblo de Nabi Saleh, en Cisjordania, donde viven los Tamimi, es una expresión del febril anexionismo de Tel Aviv al quedar cercado por puestos de control y murallas protectoras de las colonias construidas por los expoliadores, en contra de los acuerdos de la ONU.

A su vez, la rebeldía de Ahed Tamimi está lejos de ser un hecho aislado porque se inscribe en la tradicional resistencia palestina ante los desmanes de los usurpadores.

Téngase en cuenta que los efectivos de Tel Aviv NO se miden ni siquiera ante niños, adolescentes y jóvenes.

Recientemente dieron muerte a dos adolescentes palestinos en Gaza y Cisjordania para acallar las protestas contra la determinación de Donald Trump en relación con Jerusalén.

Curiosamente, las transnacionales de la información hablaron de esos muertos como resultado de “enfrentamientos”, para colocar en una supuesta igualdad a los represores bien armados y las víctimas.

Las fuerzas bélicas israelíes han matado a más de 3 mil niños palestinos desde el año 2000 e hirieron a más 13 mil, según reveló la página web Middle East Monitor.

Tratar de convertir a Ahed Tamimi en agresora es tan descabellado como presentar a los ocupantes israelíes en una condición de venerables protectores de los palestinos.