Por María Josefina Arce
América Latina estrechó filas y reiteró su compromiso con la integración regional, ante los ataques de la oligarquía, apoyada y alentada por Estados Unidos, contra los gobiernos progresistas y en especial contra la Revolución Bolivariana, objeto de una campaña destinada a revertir el orden constitucional y echar por tierra los logros socio-económicos de los últimos años.
La Décimo quinta Cumbre del ALBA-TCP, Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, fue una muestra de solidaridad con el pueblo venezolano y una defensa de su derecho a escoger su propio destino, sin injerencias extranjeras.
La declaración final del encuentro denuncia 'la amenaza militar y los llamados a un golpe militar contra el Gobierno constitucional de Venezuela', al tiempo que reclama 'respeto a la soberanía y libre determinación del pueblo.
En ese sentido el presidente cubano, Raúl Castro, en su intervención subrayó que la única solución a los problemas de los venezolanos, está en manos de los propios venezolanos.
En Caracas las naciones miembros del bloque regional, nacido en 2004, reafirmaron enérgicamente su decisión de luchar por preservar su independencia y soberanía.
El documento recoge su 'compromiso con los procesos de integración genuinamente latinoamericanos y caribeños como CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, UNASUR, Unión de Naciones Suramericanas, y la CARICOM, Comunidad del Caribe, entre otros
Asimismo, los jefes de estado y de gobierno presentes en la cita de Caracas reafirmaron su decisión de que América Latina mantenga su condición de Zona de Paz, acordada en 2014 en La Habana por los gobernantes de la CELAC.
También fue sumamente cuestionada la decisión del gobierno del Perú de retirar la invitación al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para participar en abril venidero en la llamada Cumbre de las Américas.
La actitud asumida por el Perú, ampliamente cuestionada, incluso por la sociedad peruana, tiene un trasfondo político y responde a los intentos de Estados Unidos, que apoyado por una minoría de naciones del área, busca aislar a Venezuela.
Al respecto los países miembros del ALBA-TCP pidieron respeto a la legalidad de la organización de la Cumbre de las Américas, y demandaron el derecho de participación de Venezuela en la referida actividad, al tiempo que expresaron su decisión de ejercer medidas diplomáticas y políticas para garantizarla.
La Décimo quinta Cumbre del ALBA-TCP demostró al mundo que ese bloque, nacido de la iniciativa del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, y del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, mantiene vivo el pensamiento humanista y latinoamericanista de ambos estadistas.
Fue además, una prueba de que América Latina no descansa en la defensa de su soberanía e independencia y, de que si algunos se pliegan a las presiones y chantajes norteamericanos, son muchas las naciones que valientemente y sin temores están decididas a seguir su propio camino.
El ALBA-TCP demostró en Caracas una vez más, que la integración latinoamericana es hoy una realidad, no en papeles, ni palabras, sino en el esfuerzo conjunto de trabajar unidos por la soberanía y el bienestar de sus pueblos.
