Vacunas desiguales

Édité par Maite González Martínez
2021-02-18 07:10:33

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El canciller mexicano, Marcelo Ebrard Presidencia de México / Reuters

Por: Guillermo Alvarado

Pocas veces la humanidad se vio afectada de una manera tan global por una pandemia como esta de covid-19, que se ha difundido por las cuatro esquinas del planeta y, al mismo tiempo, se ha producido una respuesta fragmentada, dispersa y a todas luces insuficiente para la magnitud del reto.

Es verdad que hay medidas en casi todos los lugares donde existe contagio, pero estas corresponden a políticas locales, a la buena o mala voluntad de los gobiernos y no a un proyecto general que debería estar dirigido, pienso yo, por la Organización de las Naciones Unidas como máximo ente mundial.

Un ejemplo de esto ocurrió en la reunión de la víspera del Consejo de Seguridad, donde la delegación de México encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, en nombre de su país y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, puso el dedo en la enorme herida.

Recordó el funcionario lo que ya había advertido el secretario general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus,  acerca de la falta de equidad en la distribución de las vacunas contra el SARS-CoV-2.

En estos momentos se han aplicado ya alrededor de 180 millones de dosis en todo el mundo, pero tres cuartas partes de ellas están concentradas en sólo 10 países, entre ellos varios con un elevado nivel de desarrollo.

Algunos, Rusia y China, por ejemplo, porque las han fabricado y otros, como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, porque utilizaron el poder del dinero para acaparar los preparados producidos en los grandes laboratorios farmacéuticos transnacionales.

En el otro extremo de la desigual balanza hay cien naciones donde todavía no se ha inyectado una sola vacuna y de seguir las cosas como están algunos tendrán que esperar hasta 2023 para que esto ocurra, advirtió el titular mexicano de Relaciones Exteriores.

Nunca antes, dijo, “habíamos visto una división tan profunda que afectase a tantos en tan poco tiempo, y urge actuar, y de ahí lo oportuno de esta sesión, para revertir la injusticia que se está cometiendo, porque de ello depende la seguridad de toda la humanidad”.

En nombre de la CELAC, Marcelo Ebrard agregó que se deben eliminar los obstáculos que “puedan evitar la distribución de las vacunas, y a que entre todos fortalezcamos las cadenas de suministro que promuevan y garanticen el acceso universal a ellas”.

Ante este sombrío horizonte sólo queda repetir, una vez más y hasta el cansancio si hace falta, ese viejo y desdeñado principio que debería regir en  tiempos de pandemia, de que nadie estará a salvo, hasta que todos estemos a salvo. 



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