Por María Josefina Arce.
El nuevo gobierno del Perú, encabezado por Pedro Castillo, ha dado un giro de 180 grados en política exterior y ha apostado por la integración regional y el respeto a la soberanía e independencia de los pueblos.
Perú se ha declarado contrario a sanciones, bloqueos e injerencias en los asuntos internos de otros estados, a los que corresponde solucionar sus propios problemas.
En ese camino anunció su retirada del llamado Grupo de Lima, impulsado por la OEA, Organización de Estados Americanos, y gobiernos de derecha de la región, alineados con Estados Unidos en su política agresiva contra Venezuela.
En 2017 vio la luz este grupo que ha dado su apoyo a acciones injerencistas contra el pueblo venezolano y respaldó al cabecilla opositor Juan Guaidó quien unilateralmente se declaró en enero de 2019 presidente interino de Venezuela, con el beneplácito del entonces gobernante estadounidense Donald Trump, que durante su mandato incentivó una política hostil contra la nación suramericana.
La decisión de las autoridades peruanas constituye un nuevo golpe a ese bloque y otro fracaso en sus aspiraciones de desestabilizar al gobierno constitucional del presidente Nicolás Maduro, desconociendo la voluntad popular expresada en las urnas.
Y es que Perú se sumó a México, Bolivia y Argentina en la lista de naciones, cuyos gobiernos anteriores suscribieron la creación de esa entidad y ahora lo han abandonado, aunque como destacan medios de prensa el caso peruano es de gran significación por darle nombre su capital al cónclave injerencista.
El gabinete que preside Castillo ha apostado por la integración de los países latinoamericanos para trabajar todos unidos por los más de 600 millones de pobladores de la región.
Es así que afirmó que retirará del Congreso la solicitud para salir de la UNASUR, Unión de Naciones Suramericana, surgida en 2008 por iniciativa del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
Las autoridades peruanas ratificaron que buscarán la modernización de este mecanismo integrador, que nació para construir de manera participativa y consensuada un espacio de integración y unión cultural, social, económica y política entre los pueblos.
Otra noticia que saludaron varias naciones es el regreso del Perú a la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que nacida en 2011 ha dado vida a numerosas iniciativas de gran impacto entre los más humildes, en busca de reducir las desigualdades socioeconómicas y lograr la inclusión social.
Por demás, en su Segunda Cumbre, efectuada en 2014 en La Habana, bajo la presidencia pro témpore de Cuba, el mecanismo declaró a América Latina y el Caribe como una Zona de Paz.
El nuevo gobierno del Perú busca promover unas relaciones internacionales basadas en la solidaridad, el diálogo, el respeto y la NO injerencia en los asuntos internos de otros países, y en ese camino ha comenzado a trabajar.
