Por: Guillermo Alvarado

El presidente de Argentina, Mauricio Macri, sigue bajo una fuerte presión en la medida en que se conocen más detalles del escándalo conocido como los papeles de Panamá, un tema que a pesar del manejo sesgado y el carácter selectivo de la información, sacó a primer plano el tema de la corrupción, el lavado de dinero y la evasión de impuestos por medio de empresas situadas en paraísos fiscales.

El jefe de Estado de la nación austral está vinculado con varias de estas firmas fuera de plaza, conocidas en el mundo de las finanzas como offshore, entre ellas la Fleg Trading, fundada en Bahamas por medio del bufete panameño Mossack-Fonseca para proyectar inversiones en Brasil.

Macri, que no incluyó su participación en esta empresa cuando hizo su declaración patrimonial, se defendió afirmando que nunca hubo ninguna actividad en la firma, ni recibió salarios o alguna otra forma de remuneración.

Se trata de un alegato que rebosa de malicia, porque no aclara temas fundamentales, como el hecho de ¿por qué fundar una offshore en Bahamas, si se trataba de invertir en Brasil donde, por otra parte, su familia tiene abundantes intereses económicos ?.

Todo el mundo sabe que los paraísos fiscales sirven para ocultar capitales de la mirada de los gobiernos, evadir impuestos, mover dinero por canales ocultos o lavar fondos obtenidos gracias a actividades ilícitas.

Así pues, como dijo Marina Walker Guevara, la vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, « personas con responsabilidades  públicas tienen que pensarlo 10 veces antes que ir a nadar en las aguas turbias en los paraísos fiscales que es por donde pasa la mayor criminalidad y  todos los actos de corrupción del mundo".

Este consorcio, por cierto, tiene su sede en Washington y ya se sabe que recibió dinero del gobierno norteamericano para llevar adelante las investigaciones de los papeles de Panamá, por lo que Macri no podrá acusarla de pertenecer a la « prensa militante », como gustan decirle sus semejantes a los órganos que son independientes de las grandes corporaciones de la información.

Es en este contexto que se dió la citación de la fiscalía argentina a la expresidenta Cristina Fernández para declarar en Buenos Aires por un presunto delito de lavado de dinero.

La demanda contra la antigua primera mandataria es vista por muchos analistas como un intento de crear un escándalo artificial para tapar un poco la repercusión del que rodea a  Macri, y del que si existen suficientes evidencias. Algo así como un burdo montaje de aquello de que « un clavo, saca otro clavo », si bien no contaron con la reacción de los movimientos populares que acompañarán a Cristina desde su arribo esta noche a la capital.

Consideramos que también es conveniente sumarse al llamado de muchas personalidades, entre ellas el presidente de Ecuador, Rafael Correa, de que se publiquen de una vez la totalidad de los papeles de Panamá, para conocer a todos los implicados en el escándalo y saber la verdadera dimensión del caso, que viene a demostrar otra vez cuál es la ética, o mejor dicho, la ausencia absoluta de ética, en el mundo de los grandes negocios del capitalismo.