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Por: Alfredo García Almeida*
En medio de la conmoción internacional provocada por el regreso del magnate millonario, Donald Trump, a la Casa Blanca, un movimiento de ultraderecha encontró inspiración el pasado 23 de febrero y arrasó con votos mayoritarios.
No se trata de una república bananera de Centroamérica, sino del país de mayor desarrollo económico y más poblado de Europa: Alemania. Los resultados de las elecciones, obligan al ganador democratacristiano, Friedrich Merz, a buscar un difícil acuerdo de coalición para formar gobierno. Merz, se describe a sí mismo, como “socialmente conservador y económicamente liberal”.
La coalición democristiana, CDU/CSU, de Merz, partidos de tendencia liberal-conservadora y democristiana, fueron las indiscutibles ganadoras, con el 28,5% de los votos; y la ultraderechista, AfD de, Alice Weidel, fue la segunda, con más del 20%, según los primeros datos escrutados. Los socialdemócratas del canciller, Olaf Scholz, sufren la peor derrota en más de un siglo y quedan relegados a la tercera posición, con algo más del 16% de los comicios. A continuación quedan, Los Verdes, La Izquierda, la nueva formación izquierdista, BSW, y los liberales del FDP.
Según el recuento actual, hay varias opciones para llegar a los 316 escaños necesarios para formar gobierno (el número total de diputados del Bundestag, se ha reducido de 736 a 630). De acuerdo con las últimas proyecciones, en las que ni los liberales ni el BSW alcanzarían el 5% que permite tener representación en el parlamento, habría dos posibles coaliciones de la CDU/CSU con un único socio: o bien pactar con la extrema derecha de AfD o bien con los socialdemócratas. Sin embargo, trascendió que Merz, descarta por completo un acuerdo con la ultraderecha, con lo cual se abriría paso una coalición con los socialdemócratas.
Por su parte, el líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Olaf Scholz, ha calificado de “amargo” el resultado obtenido por su partido en los comicios, que la han situado como tercera fuerza política con un 16% de los votos. Scholz no ha ocultado su decepción con los resultados, que reflejan una clara pérdida de apoyo respecto a comicios anteriores.
La Alternativa para Alemania (AfD), el partido nacional-conservador y euroescéptico, que busca limitar la inmigración y sacar a Alemania de la Eurozona y de la Unión Europea, ha conseguido duplicar sus votos. Scholz, ha hecho un llamamiento a la unidad democrática y ha advertido sobre el peligro de normalizar a la ultraderecha en la política alemana. “No se puede colaborar con ellos, espero que el resto de partidos mantengan esa promesa”, ha subrayado el líder socialdemócrata.
Por su parte, la ultraderechista, Alice Weidel, ha celebrado los resultados “históricos” de su partido en las elecciones, donde han obtenido cerca de un 20% de los votos, convirtiéndose en la segunda fuerza política del país. El presidente, Donald Trump, ha celebrado el pasado domingo los resultados, como “un gran día para Alemania y para Estados Unidos”. Los líderes de la derecha populista de toda Europa, fueron los primeros en celebrar los resultados alemanes, que suponen un radical giro a la derecha.
*periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.