Nairobi, 23 may (RHC) La contaminación ambiental causa anualmente hasta 234 veces más muertes prematuras que los conflictos bélicos, según un nuevo informe presentado en la segunda Asamblea de las Naciones Unidas del Medio Ambiente, UNEA-2.
Ambiente Sano, Personas Sanas-nombre del comunicado-hace referencia a los peligros de la contaminación atmosférica, los productos químicos, el cambio climático y otros temas que vinculan la calidad del ambiente con la salud humana y el bienestar.
Según el documento, siete millones de personas en todo el mundo, mueren cada año a causa de la contaminación del aire.
Por otro lado, recalca que la falta de acceso a agua potable y saneamiento, causa principal de las enfermedades diarreicas, provocan la muerte del 20 por ciento de todos los niños menores de cinco años.
Asimismo, destaca que la exposición a sustancias químicas, como el asbesto y el plomo, mata a alrededor de 700 mil personas.
Al referirse a las consecuencias de los desastres naturales, el informe revela que, desde la primera Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU en 1995, se perdieron 606 mil vidas y 4,1 mil millones de personas resultaron heridas o quedaron sin hogar, como consecuencia de los fenómenos relacionados con el clima.
Ante esta situación, el Director Ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, afirmó: al disminuir la infraestructura ecológica de nuestro planeta y aumentar nuestra huella de contaminación, incurrimos en un costo cada vez mayor en términos de salud humana y bienestar.
Como respuesta a los problemas, la Asamblea recomienda cuatro enfoques integrados: desintoxicar, es decir, eliminar las sustancias nocivas y/o mitigar su impacto en el medio ambiente. A lo que se suma, la descarburación, o sea, reducir el uso de combustibles de carbono y las emisiones de dióxido de carbono (CO2), a través de energías renovables.
También disociar el uso de recursos y cambio de vida, lo que implica generar la actividad económica y el valor necesario con un menor uso de recursos, residuos, contaminación y destrucción del medio ambiente.
Por último, mejorar la resiliencia del ecosistema y protección de los sistemas naturales del planeta. Para ello es necesario construir capacidades económicas y sociales para anticipar, responder y recuperarse de las perturbaciones y las crisis; mediante la protección y la conservación de la diversidad genética y terrestre, la biodiversidad marina y costera.
A este último enfoque también contribuirá el fortalecimiento de la restauración del ecosistema; y la reducción de las presiones de la ganadería y la explotación forestal.
Todas estas cuestiones fueron publicadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización Mundial de la Salud y la Convención sobre la Diversidad Biológica, así como el Protocolo de Montreal, relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono y los convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo.