La Habana, 23 jun (RHC) Respaldada por la neurociencia, Investigadores estadounidenses aseguran que la conciencia es una capacidad interna de causa-efecto sobre sí misma, tal como lo había afirmado el filósofo griego hace 2300 años.
Según la investigación publicada en la revista Quartz, en el siglo IV a.C., Platón asentó las bases de la conciencia, al definirla como la relación del alma con ella misma: diálogo que se genera con un lenguaje capaz de preguntar y responder al mismo tiempo.
Más de dos milenios más tarde, en 2008, el neurocientífico Giulio Tononi, de la Universidad de Wisconsin, EE.UU., presentó su teoría de la información integrada, la cual acepta que la conciencia se presenta en nosotros como la expuso Platón: como una capacidad interna de causa-efecto sobre sí misma.
Ahora, la neuróloga Melanie Boly, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, que ha trabajado con Tononi, explica que para que exista algo, debe ser capaz de tener un efecto; debe ser capaz de hacer una pequeña diferencia a otra cosa.
La conciencia existe para sí misma y por sí misma. Por lo tanto, debe tener causa y efecto en sí misma
"La conciencia existe para sí misma y por sí misma. Por lo tanto, debe tener causa y efecto en sí misma", explica Boly. La neuróloga señala que mucho antes de que la explicación de la conciencia fuera presentada de forma científica, Platón expresó la idea de que para que algo exista debe ser capaz de tener un efecto. De hecho esta teoría se encuentra en la obra del antiguo filósofo griego, quien describió la conciencia (empleando la palabra 'ser') como "poder" en el diálogo 'El Sofista':
"Mi idea es que cualquier cosa que posea alguna clase de poder de afectar a otra cosa o de ser afectada por otro, aunque sea por un solo instante, por escasa que sea la causa y por insignificante el efecto, tiene existencia real; y sostengo que la definición del ser es simplemente poder".
Boly afirma que nunca habrá manera de comprobar una teoría de la conciencia, pero cree que la evidencia actual sugiere que la teoría integral de información es correcta para validar científicamente las opiniones de Platón planteadas hace más de dos milenios.