La Habana, 1 Nov (RHC) Por primera vez en décadas, el museo nacional de Beirut abrió el sótano para exponer vestigios excepcionales como la mayor colección de sarcófagos antropoides del mundo, estelas fenicias y momias de cristianos de la Edad Media.
La colección de 520 piezas representan el arte funerario y se remontan al período entre el paleolítico y la época otomana.
"Es una lección de valentía y de esperanza porque 41 años después del cierre del museo en 1975 (guerra civil de Líbano hasta 1990), ahora podemos acoger a visitantes en las tres plantas", explica a la AFP la directora del museo, Anne-Marie Ma la Afeiche. Sólo la planta baja y el primer piso estaban abiertos desde los años 90.
Entre estos vestigios de una belleza impactante figura un fragmento de un sarcófago romano hallado en Beirut, que reproduce un episodio del mito de Ícaro. El joven aparece representado junto a su padre Dédalo, quien le fabricó las alas.
Otra de las joyas es el extraordinario hipogeo (bóveda subterránea) hallado por casualidad en 1937 por un campesino en la región de Tiro (sur) y cuyos frescos se inspiran en la mitología griega.
"Había que mostrar al público este patrimonio libanés y de la Humanidad", procedente de las excavaciones efectuadas en Líbano, afirma la directora.
La exhibición comienza con un premolar de hace 70.000 años antes de la era cristiana (perteneció a un homo sapiens) y termina con una estela otomana de 1830 adornada con un turbante.
Entre los objetos más destacados figura una serie de sarcófagos fenicios (siglos VI y IV antes de Jesucristo) descubiertos en la región de Saida (sur), la antigua Sidón.
"Exponemos actualmente 31 de estos sarcófagos", una mezcla de estilo egipcio y griego, afirma la directora del museo.
Es "la mayor colección en el mundo de sarcófagos antropoides (de rostro humano)", explica Afeiche. Precisa que otros, hallados también en Saida, se encuentran en el Louvre y en el museo arqueológico de Estambul.
Pero la verdadera novedad es la exposición inédita de tres momias. Las encontraron en 1989 unos espeleólogos en el valle santo de Qadisha, inscrito en el patrimonio mundial por la Unesco y conocido por haber sido un refugio para los maronitas, la principal comunidad cristiana en Líbano, perseguidos por los mamelucos y los bizantinos.
"Descubrieron una gruta en la que se encontraban ocho cuerpos momificados naturalmente", junto con prendas de mujeres y niños, algunas de ellas bordadas con hilo de seda del siglo XIII.
Junto a ellos había restos de avellanas, de capas de cebolla, de cerámica, de herramientas de bronce, y sobre todo manuscritos en árabe y siríaco.
"Son salmos y cantos litúrgicos, que indican que se trata de cristianos refugiados en esta gruta", explica Afeiche.
En el sótano del museo el visitante descubre cómo fueron progresando las técnicas de inhumación, como una tumba "en forma de cuna" del neolítico (VI milenio antes de Jesucristo) o una tina a modo de sepultura del calcolítico (IV milenio antes de Cristo) hallada en Biblos.
En la época fenicia, la incineración era algo común. Las urnas funerarias dan fe de ello.
De la era bizantina se exhibe la fachada de una tumba adornada con la cara de la virgen María y fechada en el 440. "Creemos que es la representación de la virgen más antigua a día de hoy de las descubiertas en Líbano", informa Afeiche.
El hipogeo de Tiro es el más imponente, con sus frescos que recuerdan los de Pompeya. En uno de los cuatro muros está grabada una inscripción: "Sé valiente, nadie es inmortal". (AFP)