La Habana, 3 nov (RHC) Azari Plisetski, destacado bailarín ruso, agradeció a Cuba la posibilidad de haber trabajado en el país durante una década, a partir de 1963, como un préstamo del Bolshoi.
"Aquí aprendí más de lo imaginado como profesional y ser humano", aseveró en conferencia de prensa, en La Habana, luego de haber impartido una clase a jóvenes bailarines en el Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Recordó que la sede de la compañía que dirige la Prima Balletina Assoluta Alicia Alonso, le trae muchísimos recuerdos de una época fabulosa de su vida en la cual aprendió a simultanear su carrera con la de maestro, por la necesidad en ese entonces de formar profesionales hombres.
Plisetski compartió con el BNC trabajos voluntarios, cortes de caña, siembras de café, cosechar yucas, que por entonces era un deber de cada trabajador cubano.
"Si había una temporada de Giselle de cuatro funciones, a veces yo tenía que bailar en todas o casi todas, cada una con una bailarina distinta", rememoró.
Iguualmente, agradeció el extraordinario ejemplo de dedicación que representó Alonso y la gran calidad también de otras bailarinas con las que compartió la escena, en especial de las cuatro bautizadas por el famoso crítico inglés Arnold Haskell, como las joyas del ballet cubano: Mirta Plá, Aurora Bosch, Josefina Méndez y Loipa Araújo.
Para el BNC creó las coreografías La Avanzada (1964), Primer Concierto (1971) y Canto Vital (1973), esta última aún vigente en el repertorio.
A punto de cumplir 80 años de edad, Plisetski destacó la labor de Fernando Alonso en el desarrollo del ballet en Cuba y lo calificó de formidable maestro.
El destacado artista ruso asiste al XXV Festival Internacional de Ballet de La Habana que concluirá el próximo 6 de noviembre.
(Con información de PL)