por Guadalupe Yaujar Díaz
La Habana, 20 enero (RHC)- El 19 de enero de 1869 vio la luz el único número, de 4 páginas, del modesto periódico “El Diablo Cojuelo”, obra de José Martí, quien junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez.
Tempranamente, Martí no cumpliría los 16 hasta el 28 de enero de aquel año, mostró su inclinación hacia el periodismo. Habían transcurrido solamente 10 días desde la puesta en vigor de la medida. El Diablo Cojuelo deviene primer periódico editado en La Habana durante esta fugaz etapa de libertad de expresión autorizada por la metrópoli.
El volante, con notas satíricas sobre la prensa y los acontecimientos de la época, se publicó en la imprenta y librería El Iris, sita en la habanera calle Obispo y la preparación editorial corrió a cargo de José Martí y su fraterno amigo Fermín Valdés Domínguez, junto a otros condiscípulos;, la redacción a fondo la haría el primero según el propio Valdés Domínguez lo esclarecería años después.
“El Diablo Cojuelo” es el título de la novela homónima del escritor español Luis Vélez de Guevara (1579-1644), Según analistas el título es escogido posiblemente por ser esta obra, según se dice en el prefacio de la edición publicada en la Colección Universal, en 1919, "una visión rápida de la vida y sociedad de aquel tiempo, chispeante de ingenio...".
En la publicación Martí puso de manifiesto su prosa ingeniosa, no exenta de especial humor y trasfondo crítico que el coloniaje español no pasó por alto; y en las palabras iniciales de su editorial corroboró el carácter político cuando expresó: “Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, más a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo de hacerlo. Poco me importa que un tonto murmure, que un necio zahiera, que un estúpido me idolatre y un sensato me deteste. Figúrese usted, público amigo, que nadie sabe quien soy: ¿qué me puede importar que digan o que no digan?”
De igual manera con desenfado reflexionó: “Dichosa libertad de prensa, que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que hable usted por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya usted al Juzgado o a la Fiscalía, y de la Fiscalía o el Juzgado lo zambullan a usted en el Morro, por lo que dijo o quiso decir.”
Años después el Héroe Nacional cubano validó que con libertad de prensa o sin ella, ésta constituiría uno de sus armas en la lucha por la independencia de los pueblos.
El Diablo Cojuelo nos lega su valor patriótico, literario y la estatura periodística alcanzada por nuestro Héroe Nacional, quien otorgó especial importancia a la palabra en la unión de voluntades y el pensamiento revolucionarios.