La Habana, 27 dic (RHC) El Ballet Nacional de Cuba (BNC) celebrará el aniversario 59 del triunfo de la Revolución con la obra Don Quijote, uno de los principales clásicos del repertorio universal y de la compañía danzaria.
El colectivo dirigido por Alicia Alonso, el próximo 1 de enero actuará en la escena del Gran Teatro de La Habana que desde 2015 sumó a su denominación el nombre de la legendaria artista.
Los papeles protagónicos de esta función serán asumidos por Anette Delgado, Yoel Carreño, Ariel Martínez y Ginett Moncho, junto a solistas y el cuerpo de baile del prestigioso conjunto danzario.
Según un comunicado del BNC, la temporada de Don Quijote se extenderá a todos los viernes, sábados y domingos de enero, en el propio teatro, a fin de celebrar los 200 años del natalicio del coreógrafo original, Marius Petipa, y el aniversario 30 del estreno de la versión cubana.
Dentro de la danza, la novela del español Miguel de Cervantes vio la luz en diciembre de 1869, en el Teatro Bolshoi, de Moscú, por iniciativa del coreógrafo francés Petipa, quien incluyó en la pieza la mayoría de los elementos del estilo clásico que él mismo desarrolló en Rusia.
El ballet bebe del libro El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, y específicamente de pasajes como el de la famosa batalla de los molinos de viento, el manteo de Sancho Panza en la venta y el epígrafe conocido como Las bodas de Camacho.
De acuerdo con el texto, Basilio –un simple barbero de pueblo- finge suicidarse con el objetivo de que le concedan el deseo de casarse con la hermosa Quiteria, hija de un posadero.
El ballet ilustra ese relato y, vale aclarar, que en todas las versiones existentes estos dos personajes, Quiteria y Basilio, suelen ser los protagónicos y, por tanto, ejecutores de un gran número de proezas técnicas.
Aspectos que seducen al espectador son la exquisita composición musical del austriaco Ludwig Minkus y el carácter de sus protagónicos: jóvenes alegres, impulsivos, enamorados, llenos de vigor, dentro de una trama de amor y celos.
Don Quijote ejerce una extraña fascinación en los jóvenes artistas de todo el mundo, pues no existe concurso de relevancia en donde no se baile, al menos un fragmento: variación o pas de deux.
Tampoco encontraremos compañía respetable que no lo incluya en su repertorio o bailarines clásicos de primer nivel que no lo hayan bailado.