Polo Montañez llamó siempre Nené, incluso el día que despertó guitarra en mano para tararearle Flor pálida, hoy éxito internacional, a Ady García, con quien vivió en San Cristóbal, Artemisa, desde 1999 hasta su muerte en 2002.
El tema musical, incluido por el “bardo de la campiña” en su disco Guitarra Mía, acapara nuevamente las audiencias del público de habla hispana, esta vez en la privilegiada voz del cantante Marc Anthony, y sus acordes legitiman la historia de un amor limpio y tierno, que un accidente de tránsito dejó trunco.
Tal como él la vio, Ady conserva la fragilidad de la flor; así lo corroboran quienes la ven desempeñarse en el guarda bolsos de la tienda de la cadena Panamericana en San Cristóbal.
“Nos conocimos en la paladar La Casona. Se acercó a mi mientras yo laboraba y se interesó por tantas cosas de mi vida, que le dije a mis colegas de trabajo, pregunta como un periodista". Poco a poco surgió una relación que nos llevó a compartir juntos la existencia hasta su desaparición física.
“Polo trató siempre de darme alegría: quiero verte sonreír mucho, esa era una petición permanente de su parte, recuerda, como la costumbre de llevarme el café a la cama”.
En noviembre de 2002 la vida les torció el destino: al regreso de la celebración de los 15 de una vecinita en el círculo social capitalino José Luís Tasende, al colisionar el auto del cantante contra un camión rastra, fallecieron uno de los hijos de Ady y el propio artista.
Atrás quedaron los planes de casarse oficialmente. Lo tenían previsto para el siguiente mes de diciembre; en tanto la pareja viajaría sin acompañantes en enero de 2003 a Francia, invitados por José Da Silva, presidente de la disquera Lusáfrica, cuyo sello grabó los álbumes Guajiro Natural y Guitarra Mía.
Fonogramas que lanzaron al estrellato a Polo, un machetero, tractorista, carbonero, entre otros oficios rudos, conocedor de la fama ya en su madurez y figura indispensable en la vasta historia musical de Cuba, al haber merecido Discos de Oro y de Platino en una carrera profesional fugaz.
Ady y Polo Montañez o Fernando Borrego Linares, como era su nombre de pila, nacieron en 1955, lucharon como trabajadores honrados y simples y se amaron con la sencilla entrega de las almas grandes.
Por eso, ella disfruta hoy la interpretación de una de las canciones que él le dedicara, Flor pálida, a cargo de Marc Anthony, sin conseguir olvidar por un instante los acordes nacientes de esa canción que Polo le susurrara la primicia. (Tomado de ACN)