Foto tomada de Prensa Latina
La Habana, 21 jun (RHC) En el Día Mundial de la Música, celebrado hoy, el universo afina las más exquisitas sinfonías para agasajar a una expresión del arte que brota del alma y enamora desde la belleza de cada composición.
Gracias a la iniciativa del músico estadounidense Joel Cohen, quien pretendía llevar armonías a espacios públicos de manera altruista y gratuita, la festividad se originó en la década de los 70, celebrándose por primera vez en Toulouse, Francia.
Sin embargo, bajo la influencia del compositor galo Maurice Fleuret y con el apoyo del Ministerio de Cultura de Francia, el Día Mundial de la Música se oficializó en 1982, desde entonces cada 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, se honra a esa maravillosa manifestación.
La fecha estimula a los artistas a compartir su talento en plazas y calles, libre de costo, con el objetivo de promover el intercambio cultural entre los pueblos del orbe y permitir que diversos estilos y géneros musicales lleguen a cada rincón.
Adaptándola a sus tradiciones, cada país celebra la efemérides, y en Europa, por ejemplo, además de los conciertos gratuitos en espacios públicos, se organizan talleres y charlas sobre la importancia de dicha expresión en la sociedad.
En Estados Unidos son frecuentes los festivales al aire libre y los recitales en parques urbanos, mientras que en naciones de América Latina, las actividades por lo general incluyen danzas tradicionales y actuaciones de música folclórica.
Para honrar a ese lenguaje universal, Asia y África prefieren resaltar la música tradicional y contemporánea.
En esta fecha, múltiples son las iniciativas con las que artistas y melómanos festejan el trascendental acontecimiento, entre ellas, conciertos, explorar nuevos géneros musicales o compartir sus melodías favoritas con amigos o en redes sociales.
Innumerables también son los creadores que derrocharon virtuosismo para exponer su visión sobre un arte genuino, como el compositor alemán Ludwig van Beethoven, quien expresó: La música es una mayor revelación que toda la sabiduría y la filosofía.
Aunque prefiero quedarme con la reflexión del dramaturgo y novelista francés Victor Hugo cuando sentenció: La música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio. (Prensa Latina)