Leydi Laura Moya: bronce y Tokio, pese a una yegua cerrera

Editado por Raúl Rodríguez
2019-07-27 20:04:52

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Lima, 27 jul (JIT) Una yegua cerrera no le iba a aguar la fiesta a la pentatleta Leydi Laura Moya en los XVIII Juegos Panamericanos. Tras años de dedicación y crecimiento, hoy era el día de estrenar a la mujer cubana en el podio de estas lides y de sacar el pasaporte hacia la cita olímpica de Tokio 2020.

En la prueba individual, una de las más duras del deporte moderno, esta habanera de 27 años se abrió camino a un bronce de lujo (1327 pts.), en lid dominada por la azteca Mariana Arceo (1392) y la estadounidense Samantha Achterberg (1338).  Relegadas quedaron más de una favorita precompetencia.

Octava en la esgrima, tras el bonus round de esta jornada; quinta en la natación; octava en la equitación y séptima en la carrera; fueron los "pasos" para un éxito festejado en grande por la familia de esta disciplina en las instalaciones de la Escuela Militar de Chorrillos, al sur de esta enorme urbe sudamericana.

Tras recibir su medalla, entre sonrisas y mucha emoción, JIT pudo dialogar en exclusiva con esta "todoterrenos" del deporte nacional…        

«Estoy supercontenta porque en un momento de la competencia llegué a pensar que no llegaría al podio. La esgrima fue aceptable, estuve en la media; en la natación no sé qué pasó, pero salí mal, a la mayoría de las atletas le sucedió; y en la equitación me tocó una yegua bastante complicada», comentó primero en ágil resumen de dos jornadas de mucho esfuerzo.

¿Cómo es eso de la bestia? Le pregunté inquieto al instante… «Me tumbó en el calentamiento, pero me acomodé a ella: me quité las espuelas, le solté las riendas, más o menos la aflojé y logré hacer el recorrido. Solo se me fueron dos barras, pero hice el circuito», declaró ahora entre risas.

Ante la omisión de los detalles de la carrera, sugerí el asunto y apuntó con cierto pesar… «Estuve muy fuerte, pero a última hora la estadounidense me pasó por el lado. Ya no podía más, no tenía fuerzas para terminar, pero logré este tercer lugar y la clasificación por segunda vez a unos juegos olímpicos».

Al dialogar sobre las actuales sensaciones, la capitalina aceptó decir que «estoy muy feliz, el pentatlón es muy difícil, el más mínimo detalle puede dejarte sin medalla. Aquí hay atletas de mucho nivel que quedaron atrás, como por el lugar 20. Por ejemplo, dos mexicanas de altísimo nivel tenían reales oportunidades y salieron mal de la esgrima y la equitación».

A estas alturas del diálogo, le recordé una entrevista mutua realizada pocas semanas antes de este reto. Había lucido optimista esa vez… «Siempre vengo por los sueños, uno quiere ganar y dar lo mejor. Salió un bronce y el pase a Tokio».

Acabándose el tiempo en la zona mixta, pregunté si este había sido el final suyo en juegos panamericanos. «No sé, cuando acabe Tokio veré. Ya voy para los 28 años», respondió sonriente.

Bendita edad, pensé para mis adentros… Y entonces se me ocurrió volver a preguntar por la yegua cerrera y vaya respuesta que me llevé: «Ella es parte de este premio».



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