Madrid, 6 jun (EFE).- Mientras aguarda rival en los cuartos de final de la Liga de Campeones, no hay objetivo más prioritario para el Atlético de Madrid que la clasificación a la próxima edición del máximo torneo europeo, el indispensable motor económico en el salto hacia lo más alto del equipo liderado por Diego Simeone, ahora frente a once jornadas y una presión desconocida por alcanzar uno de los cuatro primeros puestos de LaLiga Santander.
En cada uno de los siete cursos enteros precedentes del técnico argentino al frente del conjunto rojiblanco -los siete dentro del podio de la tabla (ha sido una vez campeón, dos segundo y cuatro tercero)-, ya había asegurado, o casi, su pase a la Champions a estas alturas de la campaña, con una regularidad y una solvencia que no ha demostrado aún este curso y que necesitará de ahora en adelante para amarrar una meta que es ineludible para él.
El pasado ejercicio no se movió de las cuatro primeras posiciones en 34 de las 38 jornadas, incluidas todas desde el decimo capítulo del torneo; hace dos (2017-18) en 35; hace tres (2016-17) en 31; hace cuatro (2015-16) en 34; hace cinco (2014-15), en 33; hace seis (en 2013-14) en toda la Liga, de la que fue campeón; y hace siete, en 2012-13, en 37 de las 38. Y en ningún tramo de ese recorrido bajó de ahí más allá de la jornada 12 del campeonato.
Deportiva y económicamente es necesario para el conjunto rojiblanco seguir inalterable en la competición más deslumbrante del planeta, que le ha aportado en la era Simeone 419,8 millones de euros de ingresos (50 millones en 2013-14; 43,7 en 2014-15; 69,7 en 2015-16; 60,6 en 2016-17; 31,7 en 2017-18; 85,6 en 2018-19; y 78,5 hasta ahora en el actual curso), según datos oficiales de la UEFA, sin contar las entradas, los abonos o los patrocinios que genera el equipo al disputar el torneo de los torneos del fútbol continental.
Pero, a día de hoy, su clasificación para la edición del año que viene está en el aire. No tiene ninguna certeza de que será suya al término de la Liga. El domingo 14 de junio a las 14.00 horas, cuando sea su reestreno contra el Athletic Club en San Mamés, el Atlético reanudará el campeonato entre la frustración de haberse quedado fuera de la lucha por el título demasiado pronto, la necesidad de al menos ser cuarto, las dudas, los altibajos persistentes esta campaña y un inquietante sexto puesto con 45 puntos.
Inalcanzables el Barcelona (58 puntos) -líder- y el Real Madrid (56) -segundo-, aún tiene por delante también al Sevilla, dos puntos por encima del Atlético y en la tercera posición; a la Real Sociedad, cuarta, y al Getafe, quinto, ambos con un punto de renta sobre el conjunto rojiblanco, que por detrás también siente el acecho del Valencia, séptimo a tres puntos.
Es uno de los cinco aspirantes a las dos plazas que quedan por resolver en la próxima Liga de Campeones en un margen de sólo cinco puntos y con once jornadas por disputar. Para él, son cinco en casa y seis fuera de su territorio del Wanda Metropolitano; el hándicap indudable por el que el Atlético, primero, no ha competido por la cima de la Liga y, segundo, no tiene asegurada aún la Liga de Campeones: sólo ha ganado tres de sus trece salidas de este campeonato. Ha sumado 16 de 36 puntos.
A remolque, cada partido asume una transcendencia tremenda. El margen de error es mínimo. Tiene por delante nueve finales (Athletic, Osasuna, Levante, Barcelona y Celta a domicilio y Valladolid, Alavés, Mallorca y Betis como local) y, si sigue todo tan apretado como hasta ahora, dos finalísimas en las dos últimas jornadas, cuando visite al Getafe, hoy quinto, y reciba a la Real Sociedad, hoy cuarta, en la cita final de la temporada.
Y con el enigma de cuanta relevancia tiene el público en sus resultados como local o como visitante, porque todo se jugará a puerta cerrada, con el especial impacto que tiene en un estadio con la fama del Wanda Metropolitano. "Habéis visto lo que puede hacer un estadio cuando está detrás de su equipo. El público no está aquí para ver un fútbol sensacional, sino para ver un buen resultado", dijo Jurgen Klopp, el técnico del Liverpool, el pasado febrero tras perder 1-0 en ese campo en la Liga de Campeones.
Esa eliminatoria relanzó en todos los sentidos al Atlético, cuyo último partido previo al parón -el 11 de marzo- fue la hazaña que logró en Anfield, cuando eliminó al campeón de Europa sostenido por las paradas de un fantástico Jan Oblak, vital en el 'milagro' del triunfo, y lanzado por dos zarpazos de Marcos Llorente y el 2-3 de Álvaro Morata en la prórroga.
También vuelve a la competición rearmado en cuanto a efectivos. Las lesiones han sido un problema todo el curso. Si se añaden las sanciones, sólo en uno de los 38 partidos oficiales de esta temporada ha dispuesto Simeone de todo su equipo al completo, precisamente en Anfield, aunque realmente no fue del todo así, ya que Morata arrastraba unas molestias que sólo le permitieron jugar el tramo final del choque contra el conjunto británico.
Recuperado Diego Costa desde mediados de febrero, tras permanecer 16 encuentros de baja desde noviembre por una operación de una hernia discal cervical, el Atlético ya no tiene ningún futbolista afectado por una dolencia de larga duración, aunque sí tendrá al menos una baja en su regreso a la competición en San Mamés: Joao Félix está sancionado por cinco amarillas, aparte de que se recupera de un esguince en la rodilla izquierda.
Y del portugués se espera mucho de aquí al final de la temporada. No hay duda de su talento, pero necesita más de él el Atlético en plena carrera por alcanzar la Liga de Campeones: la ineludible clasificación a través de LaLiga Santander y el anhelado título de la máxima competición europea. Esa obsesión se reanuda el 14 de junio en San Mamés.
Iñaki Dufour (EFE)