Por Luis Tejo (Yahoo/deportes)
Cuando, en el verano de 2018, dejó el Real Madrid y se marchó a la Juventus de Turín previo pago de 105 millones de euros, muchos aficionados pensaron que Cristiano Ronaldo había protagonizado el último gran traspaso de su carrera. No en vano entonces tenía ya 33 años; aunque estaba en uno de los mejores momentos de su carrera tras ganar su tercera Champions consecutiva con los blancos y haber marcado ni más ni menos que 44 goles (uno por partido) durante la temporada anterior, por pura ley de vida parecía que el norte de Italia sería su etapa final en la élite del fútbol. Después lo lógico sería que se marchara a hacer dinero a alguna liga exótica, como tantos otros, o que volviera a Portugal a retirarse en casa.
Pero parece que el delantero luso no quiere ni oír hablar de eso, al menos todavía. Aun con los 35 años que ha cumplido ya, 36 el próximo febrero, si deja la Juventus no se le pasa por la cabeza bajar ningún escalón. En cualquier caso, a priori no parecería que tuviera motivos para abandonar a los blanquinegros, porque tampoco le ha ido nada mal allí: en dos cursos ha ganado otros tantos campeonatos de la Serie A, además de una Supercopa, y su equipo aún está vivo en la Champions League, aunque tiene que remontar la eliminatoria de octavos de final contra el Olympique de Lyon (en la ida, cuando el mundo era un lugar relativamente normal y no había coronavirus, perdieron 1-0).
Sin embargo, nada de esto parece suficiente para retener al que se ha convertido en superestrella y referente del ataque del campeón italiano. El periódico La Repubblica indica que Cristiano no se siente a gusto en la Vecchia Signora. Se considera “prisionero y solitario” en un equipo que “no está a su altura” (pese a que, antes de que llegara él, había ganado las seis ligas anteriores y había llegado a un par de finales de Champions).
En concreto, según este diario, CR7 siente que las responsabilidades ofensivas de los blanquinegros recaen en exceso sobre sus hombros; la prueba es que solo en el torneo de la regularidad ha marcado 31 goles, que es más de un 40 % del total de su equipo. En el Real Madrid había conseguido asociarse con Karim Benzema para liderar un frente de ataque en el que, aunque era él quien brillaba más, el conjunto funcionaba; en su época anterior, en el Manchester United, trabajaba muy bien con Wayne Rooney. Sin embargo, en Turín no ha logrado desarrollar esa química con compañeros habituales como los argentinos Paulo Dybala o Gonzalo Higuaín.
Aparte, siempre de acuerdo con La Repubblica, tampoco está nada contento con el entrenador Maurizio Sarri, a quien considera poco menos que “un marciano”. No le convencen sus decisiones tácticas ni está de acuerdo con el modo de gestionar la plantilla. El punto de inflexión se habría producido en noviembre, en el partido de la fase de grupos de Champions contra el Lokomotiv de Moscú; la Juventus ganó, pero con un juego muy alejado de la brillantez esperada, y gracias a un gol agónico de Douglas Costa en el minuto 93. El encuentro acabó 1-2, y el gol anterior se produjo gracias a un lanzamiento de falta de Cristiano que el portero ruso se comió... pero no le contó al portugués porque, justo cuando estaba a punto de atravesar la línea, Ramsey le dio un último empujón. Además, le sustituyeron antes del final y con el marcador por decidirse, que es algo que siempre le fastidia.
Y si se va, ¿adónde? ¿Qué equipo no solamente estaría dispuesto a acogerle (probablemente no haya nadie en el mundo que no le quisiera en sus filas), sino que también sería capaz de organizar a su alrededor la plantilla que exige y, además, podría pagarle el salario que reclama? Mucho se ha especulado con que Florentino Pérez querría traerle de vuelta a la capital de España, pero no van por ahí los tiros, entre otras cosas porque, dados los antecedentes, quizás no sea la opción más sensata.
La revista France Football (la que, no olvidemos, entrega el Balón de Oro, el trofeo individual que Cristiano ya ha ganado cinco veces) lo tiene muy claro. Su destino sería el París Saint-Germain. El equipo que domina con mano de hierro el campeonato francés es, a juicio de esta publicación influyente, el mejor colocado para hacerse con los servicios del número 7 más célebre del balompié actual.