La Habana, 28 feb (RHC) Como parte de una de las jornadas más atractivas del 19 Festival del Habano, hoy los asistentes recorren plantaciones de tabaco de la región occidental, la más conocida en el mundo de este cultivo.
En esos lugares se cosecha sobre todo la hoja de capa para los puros Premium (hechos a mano), de ahí que su cuidado sea extremo pot los campesinos, precisa Prensa Latina.
Uno de los procesos de trabajo cerca de las plantaciones es el despalillo, con ejemplo de trabajadoras que mucho recuerdan de sus años mozos y el amor que sienten por este trabajo.
Ese es el caso de una empleada de experiencia en el sector tabacalero cubano, quien se muestra agradecida por dominar labores de despalillo.
Josefa Acosta Ramos tiene mucho que contar, con su especialidad experimentó recuerdos que inundan su sentido, y comparte con familiares y amigos, para denotar la gran responsabilidad de dicha tarea.
Nacida el 27 de abril de 1937, esta trabajadora de la occidental provincia cubana de Pinar del Río, tiene mucha relación con los Habanos, los mejores puros artesanales del mundo.
En 1953 comenzó a trabajar en el despalillo Severino Collera, donde permaneció hasta 1959, cuando se traslada para el despalillo V-D-9 hasta 1976.
Luego marcha a otro de estos talleres, el V-D-1 Niñita Valdez, donde trabajó hasta su jubilación en 2013.
Su ejecutoria no solo se correspondió como despalilladora, sino que también realizó labores sindicales, sobre todo después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Y no solo sus rendimientos e ingresos fueron favorables, sino que de manera voluntaria aportó 45,56 quintales de tabaco despalillado, con un valor de dos mil 80 pesos cubanos (un peso o Cup equivale a un dólar al cambio oficial).
Acosta Ramos no se conformó nunca, dice, pues además laboró en la zafra tabacalera, en los campos de caña de azúcar, y en terrenos de hortalizas, todo lo que le llevó a ser Vanguardia Nacional durante 20 años consecutivos, y Heroína de la República de Cuba.