Foto tomada de Prensa Latina
La Habana, 20 dic (RHC) El catedrático e investigador cubano José Luís Perelló evalúa hoy la posibilidad de un crecimiento de América Latina desde el punto de vista económico para el año próximo.
En su habitual comentario de Facebook, Perelló pone atención en los elementos más sobresalientes sobre el particular.
Señala que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que el producto interno bruto global (PIB) de América Latina crecerá 3,3 por ciento en 2025 y 2026, así como un retroceso de la inflación hacia los objetivos fijados por los bancos centrales.
Las proyecciones, según la OCDE, se dan porque el crecimiento mundial en 2024 permaneció estable y la inflación sigue descendiendo.
Pese a que las tensiones se relajan ligeramente en los mercados de trabajo, las tasas de desempleo continúan cerca de sus mínimos históricos en muchos países. El comercio mundial también marca recuperación.
Sin embargo, el organismo advierte que esta evolución positiva que se prevé para el conjunto del mundo oculta diferencias significativas entre regiones y países, y los riesgos a la baja y la incertidumbre en torno a ella son elevados.
Concretamente, existen riesgos crecientes relacionados con el aumento de las tensiones comerciales y el proteccionismo, una posible escalada de los conflictos geopolíticos y las dificultades en materia de política fiscal de algunos países.
Aunque el comercio constituye importante motor del crecimiento, la creación de empleo y la reducción de la pobreza a escala global en las últimas décadas representan un gran desafío.
La OCDE plantea que no todo funcionaba a la perfección y que sus beneficios no siempre se repartían de manera equitativa, un aumento de las tensiones comerciales y nuevos avances hacia el proteccionismo podrían perturbar las cadenas de suministro, elevar los precios de consumo y afectar negativamente al crecimiento.
Del mismo modo, advierte que una escalada de las tensiones geopolíticas y los conflictos podría causar trastornos en el comercio y los mercados energéticos, con el consiguiente riesgo de subidas de los precios de la energía.
Otra fuente de riesgo, según la OCDE, son las finanzas públicas, ya que la deuda pública permanece en niveles elevados.
Por ejemplo, sostiene que ciertas economías emergentes y algunos países de bajo ingreso se encuentran ya en situaciones críticas de sobreendeudamiento o tienen un alto riesgo de estarlo.
Otros muchos países afrontan una deuda abultada y problemas fiscales cada vez más graves.
En la coyuntura actual, recomienda que las políticas económicas son fundamentales para gestionar los riesgos y sacar el máximo partido de todas las posibilidades de lograr un crecimiento más fuerte, resiliente y sostenible. Para ello, se necesita una actuación concertada de las políticas monetaria, fiscal y estructural.
A medida que las presiones inflacionistas sigan reduciéndose, los bancos centrales deberían continuar flexibilizando su política monetaria.
No obstante, tendrán que actuar con prudencia, teniendo en cuenta los datos que se vayan conociendo y valorando cuidadosamente las medidas de política. Si no se logra contener la inflación de manera duradera, aumentarían los riesgos para el crecimiento y las rentas reales, advierte la OCDE.
Agregó que los gobiernos deben diseñar estrategias creíbles para mejorar las finanzas públicas. La prudencia fiscal es imprescindible en vista de los elevados niveles de deuda pública de muchos países y del aumento de las presiones sobre el gasto, concluye Perelló. (Fuente: Prensa Latina)