Ginebra, 2 mar (RHC) Naciones Unidas manifestó su preocupación por las violaciones de derechos humanos y los abusos cometidos contra los migrantes detenidos en Libia, quienes pretenden llegar a Europa a través del mar Mediterráneo.
La Misión de Apoyo de la ONU a Libia, advirtió que la política de la nación norafricana mantiene la impunidad para los maltratos hacia los migrantes.
En ese sentido, la organización internacional instó a las autoridades libias a buscar alternativas para detención de las personas que abandonan su país para buscar una vida mejor.
Fuentes oficiales informan que cada día cientos de personas llegan a Libia procedentes de Siria, Iraq, Afganistán y otros países afectados por la violencia.
Igualmente, el secretario general de la ONU, António Guterres, explora los candidatos para representante especial de la organización en Libia, tras el veto estadounidense a su propuesta inicial, el palestino Salam Fayyad.
En declaraciones a la prensa, Stephane Dujarric, portavoz del secretario general, precisó que aún no hay anuncios al respecto.
Dujarric recordó que Guterres lamentó el rechazo a su propuesta para reemplazar al alemán Martin Kobler, quien, además, encabeza la Misión de Apoyo de la ONU a Libia, país norafricano sumido en la violencia y la inestabilidad desde 2011, cuando una intervención militar de la OTAN ayudó a derrocar a Muamar el Gadafi.
Estados Unidos bloqueó a principios de febrero la designación de Fayyad, bajo el argumento de que Washington no reconocía al Estado palestino y no respaldaba "la señal que esa decisión enviaría dentro de Naciones Unidas".
Asimismo, la embajadora norteamericana, Nikki Haley, acusó a la organización de tratar "de manera inapropiada a la Autoridad Palestina, en detrimento de nuestro aliado Israel".
La ONU respondió entonces que sus funcionarios no representan a gobierno o país alguno y que la selección se basa en las cualidades personales y la competencia para el puesto.
Libia vive momentos cruciales, a partir de los esfuerzos para implementar los acuerdos de paz alcanzados en diciembre de 2015 en Skhirat, Marruecos, dirigidos a garantizar el funcionamiento de un gobierno de unidad nacional, que ponga fin a las luchas sectarias por el poder y a la proliferación de milicias.