En su informe anual sobre la seguridad alimentaria, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos declaró que por los programas de ayuda federal, que van desde la compra de alimentos hasta pagos en efectivo y una mayor disponibilidad de almuerzos escolares, la tasa de hambre nacional no aumentó mucho por la pandemia de COVID-19 entre las familias estadounidenses, pero esta cifra no incluye a las familias negras y hispanas que viven en el país norteamericano.
El reporte revela que la pandemia aumentó la brecha de inseguridad alimentaria entre los hogares negros y blancos. Así que, para las familias afroamericanas e hispanas así como para las del sur del país, el hambre se vio agravada por la crisis económica derivada de la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19.
Una de cada cuatro familias negras con niños, tal y como precisó el documento, padecía inseguridad alimentaria en algún momento de 2020, lo que significa que sufrían hambre, se saltaban una comida o no comían durante un día porque no tenían suficiente dinero para comprarla, lo que representó un aumento del 18 % en comparación con 2019.
Las familias hispanas con niños se vieron aún más afectados, con un incremento de 28 % de la tasa de inseguridad alimentaria, es decir, más de una de cada cinco unidades familiares enfrentaron carestía de alimentos.