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La Habana, 30 de ene (RHC) A 45 días del inicio del Gobierno de Javier Milei, miles de ciudadanos inundaron la capitalina Plaza del Congreso y otros espacios de varias provincias argentinas como parte de un paro general y una movilización contra las medidas del líder de La Libertad Avanza.
Convocados por la Confederación General del Trabajo (CGT), integrantes de organizaciones sociales, sindicales y políticas, jubilados, diputados y defensores de los derechos humanos, salieron a las calles, pese a un fuerte operativo policial y las amenazas de multas y descuentos de la jornada por parte del Ejecutivo.
Con el grito de La Patria no se vende, los manifestantes expresaron su rechazo a un plan de ajuste, un protocolo antiprotestas, un decreto de necesidad y urgencia y un paquete de normativas presentados por el presidente para reformar o derogar más de 300 leyes, otorgarse facultades legislativas, privatizar empresas públicas y cambiar el sistema laboral, entre otras disposiciones.
Entre los participantes se encontraban las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos, Somos Barrios de Pie, la Asociación de Trabajadores del Estado, la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) y la CTA Autónoma, entre muchas otras agrupaciones.
También respaldaron el paro y la marcha los partidos que conforman la alianza Unión por la Patria (UP), entre ellos, el Justicialista y el Comunista, el Frente Renovador, el Patria Grande y el Conservador Popular.
Según precisó la CGT, más de un millón 500 mil personas protestaron en todo el país, alrededor de un centenar de organizaciones del mundo expresaron su apoyo a la lucha del movimiento obrero argentino y hubo movilizaciones frente a las embajadas de esta nación.
Desde la tribuna, el dirigente de la CGT Pablo Moyano aseveró que un peronista no puede respaldar las medidas de Milei y pidió a los diputados no traicionar a los trabajadores ni vender la soberanía nacional.
Por su parte, la Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida instó preservar la unidad y no bajar los brazos.
Se lo decimos nosotras, las locas que, a pesar de los bastones y las sillas de ruedas, seguimos de pie. Nuestros hijos eran trabajadores. Los 30 mil detenidos-desaparecidos están presentes, ahora y siempre, aseveró al recordar a las víctimas de la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
De acuerdo con el analista Luis Bruschtein, el acto frente al Congreso rompió varias marcas históricas: es el primero contra un gobierno a 45 días de asumir, fue una de las protestas gremiales más masivas de la democracia y resultó convocada en vacaciones, pese al intenso calor.
La gran convocatoria fue la respuesta a la estrategia brutal del Gobierno de enviar el DNU y la Ley Ómnibus para acabar con el sistema previsional, las relaciones laborales y los derechos de los trabajadores, privatizar las empresas del Estado, destruir la pequeña y mediana industria, atacar a la cultura, desproteger el medioambiente, destruir salarios e ingresos y favorecer a las grandes corporaciones, apuntó. (Fuente: Prensa Latina)