Por Enrica Matricoti
La Habana, 2 de Abril (RHC) – Cuba recuerda este domingo el nacimiento del combatiente peruano Juan Pablo-Chang Navarro Lévano, el Chino en la guerrilla, en ocasión del Aniversario 50 de la lucha del Che y sus compañeros en Bolivia (1967-2017).
Cincuenta años atrás, en 1967, en América Latina se realizaba una de las más grandes hazañas de la historia de la lucha por la independencia del continente: el destacamento combatiente que lidereaba el Che lo integraban 29 bolivianos, 16 cubanos, 3 peruanos y una mujer de nacionalidad argentina-alemana. Solo un reducido grupo de guerrilleros lograría sobrevivir al combate y eludir el último cerco tendido por el Ejército antes de salir hacia Chile en1968.
El 2 de abril de 1930 nacía Juan Pablo Chang-Navarro Lévano, el Chino, uno de los tres combatientes peruanos que formaban parte del núcleo guerrillero del Che.
A 50 años de esa gesta de Ernesto Guevara y sus compañeros en Bolivia (1967-2017), que marcó un hito fundamental de la historia de América Latina y mundial – y en concordancia con el aniversario del nacimiento de ese guerrillero –, proponemos a continuación una breve síntesis biográfica de la vida del Chino: un homenaje a un combatiente y revolucionario que, a sabiendas de enormes sacrificios, supo escribir junto a sus compañeros una de las páginas más lindas y conmovedoras de la lucha internacionalista.
CHINO - JUAN PABLO CHANG-NAVARRO LÉVANO
Peruano (1930-1967). Nace el 2 de abril de 1930 en la ciudad de Lima, la capital de Perú. Durante sus estudios secundarios, con 13 años de edad, se destaca como dirigente estudiantil; se vincula a la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y llega a ser secretario de la Juventud de esa organización. Por sus actividades políticas sufre prisión. En 1948 ingresa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Tras ser detenido es desterrado de Perú para ser deportado a Argentina. En la ciudad de Buenos Aires deja la Apra y se une al Partido Comunista del cual es posteriormente expulsado por sus ideas. Nuevamente encarcelado, las autoridades argentinas deciden repatriarlo a Perú. Durante el viaje en tren por Bolivia se escapa y penetra clandestinamente en su país, donde es descubierto y detenido de nuevo, y deportado a México; aquí conoce al Che y a varios jóvenes cubanos, futuros expedicionarios del Granma. De México retorna a Perú y vuelve a prisión hasta ser deportado a Francia donde en 1955, como exiliado, realiza estudios de psicología en la Universidad parisiense de La Sorbona mientras sobrevive gracias a pequeños trabajos; al año siguiente vuelve a su país natal aprovechando una amnistía general decretada por el gobierno. En 1963 se suma al movimiento guerrillero organizado por el Ejército de Liberación Nacional de Perú (ELNP). En 1966, y como miembro de la delegación peruana, viaja a Cuba para participar en la Conferencia Tricontinental de La Habana. Regresa a Perú decidido a reactivar la lucha armada desde las filas del ELNP y para ello entabla relaciones con el Che. En Bolivia, en diciembre de 1966, se entrevista con el comandante Guevara y viaja de nuevo a Cuba. Junto a los peruanos Eustaquio y Negro vuelve al campamento guerrillero a principio de 1967 para encontrarse con el Che a fin de organizar la incorporación de combatientes peruanos al núcleo de Bolivia, pues la formación de un segundo o tercer frente de lucha se considera fundamental para activar la rebelión en todo el Cono Sur. Los primeros y prematuros enfrentamientos con el Ejército lo sorprenden en el campamento; se integra a la columna bajo el mando del Che y pasa a formar parte del grupo del Centro. En los últimos días de la guerrilla se encuentra entre los combatientes más agotados físicamente; resiste a las privaciones y a las marchas nocturnas a pesar de sus dificultades para ver por el mal estado de sus lentes y su casi completa ceguera. Capturado durante el enfrentamiento en la Quebrada del Yuro el 8 de octubre de 1967, es retenido prisionero en la escuelita de La Higuera y asesinado al día siguiente.
