Roma, 23 mayo (RHC) Grandes emociones se vivieron este sábado en la ciudad italiana de Crema, Italia, durante el acto organizado por sus autoridades para agradecer la ayuda brindada por colaboradores cubanos de la salud en la batalla librada en la región de Lombardía contra la COVID-19.
La céntrica Plaza del Duomo sirvió de escenario para el homenaje a los 52 integrantes de la brigada médica Henry Reeve que cumplieron la noble misión, junto a sus colegas italianos, durante dos meses en el hospital principal y en otro de campaña, así como en un centro de atención a adultos mayores con enfermedades asociadas a la Covid-19.
Autoridades regionales y locales presidieron la actividad en la cual participaron, además, el embajador de Cuba en Italia, José Carlos Rodríguez, el cónsul general en Milán, Llanio González, y la presidenta de la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba (Anaic), Irma Dioli.
Figuras centrales del homenaje fueron el secretario de Salud y Bienestar del gobierno de la región de Lombardía, Giulio Gallera; la alcaldesa de Crema, Stefanía Bonaldi y el embajador, quienes siguieron de cerca la labor de la brigada encabezada por el doctor Carlos Ricardo Pérez.
Asistieron también alcaldes y alcaldesas de localidades vecinas, representantes de las instituciones que conforman el gobierno municipal y del clero, además del numeroso público congregado más allá de las barreras de protección.
Más de cinco mil atenciones médicas, tres mil 668 de enfermería y 210 altas médicas directas avalan los resultados del trabajo, en la que demostraron profesionalidad, entrega, altruismo y vocación humanista, cualidades con las cuales se ganaron el cariño de todos.
Desde su llegada a la ciudad lombarda de unos 34 000 habitantes, la presencia de los 36 médicos, 15 licenciados en enfermería y un especialista en logística fueron acogidos con numerosas muestras de simpatía y agradecimiento las cuales se multiplicaron con el paso de los días al punto de ser considerados hoy amigos para siempre.
Muchas son las anécdotas y experiencias vividas en estos dos meses, en los cuales no tuvieron que lamentar la pérdida de vidas y, por el contrario, sintieron la satisfacción de salvar muchas.
Al partir, los colaboradores cubanos de la salud dejan una huella imborrable de generosidad y solidaridad con la satisfacción del deber cumplido y sentimientos recíprocos de gratitud. (PL)