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La Habana, 1 ene (PL) El 2022 marca para Cuba el comienzo de la segunda etapa del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030 (Pndes), periodo que las autoridades del país consideran decisivo para el cumplimiento de sus objetivos.
Tras una primera etapa en la cual no pudieron alcanzarse las metas propuestas debido fundamentalmente al recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos y sus medidas coercitivas unilaterales, así como por la pandemia de Covid-19, los años venideros son esenciales para ganar terreno.
La isla, que concluyó 2021 con un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del dos por ciento, aspira en este nuevo calendario a lograr un cuatro por ciento, pero su proyección es continuar la escalada positiva para llegar al cierre de la segunda etapa del Pndes, en 2026, con el nivel previsto inicialmente.
Cuba no renuncia a su desarrollo a pesar de las circunstancias adversas, afirmó el vice primer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil, durante el octavo periodo ordinario de sesiones del Parlamento el pasado mes de diciembre.
En este sentido, mencionó como sustento de las aspiraciones la recuperación del turismo y los sectores encadenados; el progresivo desempeño de las actividades productivas y de servicios, como la industria manufacturera, la agricultura, el comercio y la construcción, entre otras.
A ello añadió que el crecimiento se proyecta con una reducción del componente importado de la economía (16 centavos de importaciones por cada peso de PIB, inferior a lo alcanzado en los años anteriores), lo que resulta positivo.
Sin embargo, el país deberá hacer frente a desafíos como las más de 500 empresas estatales con pérdidas, la dolarización parcial de la economía en las relaciones entre las empresas y de estas con el sector no estatal, y las desviaciones del diseño del ordenamiento monetario, principalmente en lo referido a la inflación minorista (más de 70 por ciento).
No en balde las prioridades fijadas por el Gobierno este año son el avanzar en el proceso de estabilización macroeconómica y en la recuperación del papel del peso cubano como centro del sistema financiero.
Asimismo, se trabaja para estabilizar el sistema electroenergético nacional mediante la recuperación y creación de capacidades de generación, así como a través del incremento del uso de las fuentes renovables de energía.
La transformación del sujeto principal del modelo económico cubano: el sistema empresarial estatal, es otro asunto vital en este periodo, sin descuidar la atención priorizada a las personas, hogares y comunidades en situación de vulnerabilidad; y el impulso a la autonomía en los municipios y el desarrollo territorial.
Cuba vivió un 2021 donde el enfrentamiento a la pandemia y al bloqueo estadounidense no impidió adoptar medidas para dinamizar la economía.
Entre las más significativas están las dedicadas al fortalecimiento de la empresa estatal, el perfeccionamiento de los actores económicos con la inclusión de micro, pequeñas y medianas empresas, y el incremento de las producciones agropecuarias.
A esto se suma la ampliación de la cartera de negocios con inversión extranjera y el estrechar lazos de cooperación con socios importantes, como la Unión Económica Euroasiática, Vietnam y China, está última con la inserción efectiva en el proyecto de la Franja Económica de la Ruta de la Seda.
El año que comienza es igual de retador, ha dicho el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, quien insistió en la importancia de mantener bajo control la epidemia de Covid-19, como premisa fundamental para poder llevar adelante los propósitos de esta nueva etapa.