Foto: Ricardo López Hevia
La Habana, 28 oct (RHC) Como un luto está completo exclusivamente cuando se recuerda la pérdida sin dolor, Cuba aún llora la desaparición de Camilo Cienfuegos en un accidente aéreo mientras retornaba de Camagüey a esta capital, hace hoy ya 65 años.
Pero como la muerte es un hecho únicamente cuando se olvida, aún late, vive, sonríe, bromea, sobre todo en el pecho de una generación que, desconsolada, lo buscó con la ambición de arrebatárselo al mar.
Aunque parezca una paradoja, para los cubanos el duelo por el deceso de Camilo Cienfuegos no terminó, no acaba, no concluirá nunca, y al mismo tiempo lo sienten vivo, tal si la triste noticia de 1959 nunca hubiera sido cierta.
Y este lunes, como cada 28 de octubre, cuando el mes y los años comienzan a agonizar, asida a esos y muchos otros sentimientos Cuba rinde homenaje al Comandante del Ejército Rebelde, el Señor de la Vanguardia, el Héroe de Yaguajay.
Miles de anécdotas y proezas en sus cortos 27 años, el sombrero alón encima de la sonrisa y la barba, colmarán evocaciones durante una jornada en la cual estudiantes, trabajadores y adultos mayores peregrinarán hasta costas y ríos para depositar flores.
Foto de archivo
Camilo Cienfuegos Gorriarán nació el 6 de febrero de 1932 en Lawton, localidad de La Habana, en una familia con mucha más dignidad que fortuna, y desde aquel alumbrón hasta ahora crece, crece y crece.
En el camino están su participación en protestas populares y agravio por el golpe de Estado de 1952, que le llevó a correr a la Universidad de La Habana procurando armas para defender la nación.
También, la salida a Estados Unidos, donde reclamó sus derechos de obrero en manifestaciones y escribió Identificación Moral, artículo que criticó al dictador cubano Fulgencio Batista.
Detenido y deportado a México, regresó a Cuba en junio de 1955.
En diciembre del propio año fue herido en una manifestación para honrar al héroe independentista Antonio Maceo y así, en enero de 1956, intervino en la conmemoración del aniversario 203 del Héroe Nacional, José Martí. Sin trabajo, perseguido, volvió a territorio estadounidense y de ahí a México, donde se sumó a la expedición del yate Granma que desembarcó en el oriente cubano y marcó el inicio de las luchas guerrilleras.
Los combates de Alegría de Pío y El Uvero, la Sierra Maestra, el ascenso a Comandante, el nombramiento al frente de la Columna Invasora Antonio Maceo, también tatúan su vida.
Del mismo modo, las gestas liberadoras de varios territorios del centro del país, entre ellos, Caibarién, Camajuaní, Placetas y Yaguajay, más el triunfo del 1 de enero, marcaron sus días de finales de 1958 e inicio de 1959.
Luego, participó en varias acciones, incluido el arresto de Huber Matos en Camagüey, a donde viajó varias veces antes de abordar aquella avioneta Cessna de regreso a La Habana, que de manera accidental terminó en el fondo del mar.
Ya era el Comandante del Ejército Rebelde, el Señor de la Vanguardia, el Héroe de Yaguajay. Ya era adorado por el pueblo. Y entonces se convirtió en verso, música, canción, historia… Se convirtió en leyenda. (Fuente: Prensa Latina)