Solo la unidad del pueblo nos va a permitir salir adelante. Foto: Juvenal Balán
La Habana, 30 de dic (RHC) Este 2024 ha sido para Cuba un desafío colosal contra las adversidades: ciclones, terremotos, desconexiones del Sistema Eléctrico Nacional (sen), apagones por insuficiente capacidad de generación eléctrica, precios altos, dificultades para completar la canasta familiar normada, falta de combustibles, de transporte, de medicamentos…
Convencidos de que las dificultades no serían menos, se le entró al año con una estrategia de gobierno diferente, primero para sacudir la economía de lastres que la deforman; segundo, para alentar la producción que ayude a reanimarla; pero, aunque se han logrado resultados que estimulan, 12 meses han sido insuficientes para enderezar todo lo que se necesita.
Nos queda claro: con el enemigo que tenemos enfrente, ese vecino empeñado en apretarnos la soga del bloqueo económico hasta la asfixia, todo sigue siendo muy difícil, y es cada vez más grande una verdad: dependemos de cuanto hagamos con nuestras propias manos.
Lo fácil no es condición dada al revolucionario. Nos lo recuerda la cercanía de cada aniversario del triunfo aquel 1ro. de enero, cuando el barbudo guerrillero, Comandante en Jefe, lo advirtió en medio del júbilo popular: «en lo adelante, tal vez todo sea más difícil».
En 66 años no ha sido nunca fácil, y si hemos resistido, si aquí permanecemos, no ha sido por obra divina. Está la clave en la condición de pueblo revolucionario, intransigente, rebelde, soberano, de esencia y de carácter, base de las heroicidades cotidianas que imponen la resistencia a las estrecheces.
No ha de creerse jamás que no se puede, que el progreso individual y nacional no es cosa posible. Cada quien sabe cuánto puede aportar a ello, cuánto da de sí a esta aspiración si cumple bien lo que le toca allí donde su inteligencia y sus brazos se requieren.
¿Cuántos sacrificaron sus jornadas de descanso para apoyar en la recuperación tras el paso de huracanes y la sacudida de terremotos? ¿Cuántos se desprendieron de algunos bienes, para hacerlos llegar a los afectados? Son muy pocos aquellos a quienes le sobra lo material, pero a muchos, muchísimos, los desborda la sensibilidad.
Si por un lado aún se ve la marca del impacto de estos fenómenos naturales, por otro lado la piel de Cuba tiene tatuada el desprendimiento, por ejemplo, de miles de linieros eléctricos que acudieron al Oriente del país, después del ciclón Oscar, y sin tiempo apenas para volver a sus hogares y abrazar a sus familias, siguieron hacia Occidente, a restañar las huellas severas del huracán Rafael.
De esa perseverancia ejemplar, que ha tenido este año expresión en cada sector de nuestra sociedad, debemos permear las energías de los cubanos para hacer por su país, que es hacer por cada uno, por la familia, por el colectivo obrero, por la comunidad.
Que sea 2025 un año de nueva convocatoria al empuje y al entusiasmo, para que esa palabra que celebramos estos días: triunfo, sea horizonte y realidad en la aspiración constante de ser nación en progreso, independiente, socialista, libre y feliz. (Fuente: Granma)