La Habana, 3 ene (RHC) Datos preliminares ofrecidos por la Dirección de Registros Médicos y Estadísticas de Salud, refieren que en el año recién concluido nacieron en Cuba 109 mil 707 niños, 6 mil 626 menos con relación al año precedente, con una tasa de mortalidad infantil de cinco fallecidos por cada mil nacidos vivos.
A escala global, explicó a Granma la doctora Noemí Causa Palma, directora de Atención Médica del Ministerio de Salud Pública (Minsap), continuamos dentro de los 35 países con la tasa más baja de mortalidad infantil y dentro de los primeros en la región.
Las principales causas que incidieron en un ligero retroceso en este indicador, agregó, estuvieron relacionadas con las complicaciones asociadas al nacimiento prematuro y el retardo en el crecimiento intrauterino, y a pesar de las acciones contenidas en los programas de atención a la embarazada y al recién nacido, y de las medidas adicionales adoptadas, no se logró aminorar su impacto en la mortalidad del menor de un año.
Cabe destacar que por tercer año consecutivo se sostiene en 0,8 fallecidos por mil nacidos vivos la tasa de mortalidad infantil por malformaciones congénitas, aspecto en el cual las provincias de Cienfuegos, Sancti Spíritus y el municipio especial Isla de la Juventud concluyeron el año sin defunciones por esa causa.
Este indicador es el mejor en la región de las Américas y es el resultado del trabajo desplegado por los servicios de genética comunitaria, el desarrollo de la red nacional de genética médica y el programa nacional de prevención de defectos congénitos y enfermedades genéticas, precisó la doctora.
Significativo también resulta que en 2019 no se reportaron muertes maternas por hemorragia posparto, un problema persistente en los países en vías de desarrollo y un logro en el nuestro, fruto del trabajo multidisciplinario desarrollado en los últimos tres años.
Para este 2020, refirió la doctora, constituyen objetivos esenciales en la atención a la salud materno-infantil incrementar las acciones multisectoriales encaminadas a reducir el embarazo en la adolescencia y la modificación de los riesgos de la mujer en edad fértil, tales como la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, entre otros.
También se proponen fortalecer las acciones de control a las gestantes con alto riesgo obstétrico durante su atención prenatal para lograr la detección oportuna del crecimiento intrauterino retardado, los trastornos hipertensivos y prevenir el parto pretérmino.
En el caso de los servicios de neonatología, añadió, se intensificarán las acciones para continuar elevando la supervivencia del recién nacido.
De igual forma, se continuarán incrementando las acciones de promoción y educación para la salud, dirigidas a mujeres en edad fértil, sus parejas y familiares, a través de los medios de difusión masiva relacionadas con: la ingestión de ácido fólico para prevenir malformaciones congénitas, la prevención de las infecciones de transmisión sexual, los cuidados a la salud frente a las enfermedades crónicas y el embarazo, el fomento de la lactancia materna, la prevención de los accidentes y de las infecciones adquiridas en la comunidad.
(Granma)