El restaurant Moscú: sin resurrección

Editado por Pedro Manuel Otero
2017-09-02 09:42:49

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Por Guadalupe Yaujar Díaz

Por estos días y en los últimos meses emblemáticos establecimientos gastronómicos ubicados en la céntrica zona del Vedado en la capital abren sus puertas bajo el signo de la restauración.

Así lo confirman desde principios de año la apertura de los restaurantes Siete Mares, El Cochinito y las pizzerías Buona Sera y Montecatini, y noticia de esta semana resulta la reanimación del mítico “Monsegneiur” del cual nuestro gran Bola de Nieve al piano hizo un santuario de lo mejor de la música cubana.

Mientras, en la céntrica y populosa Rampa habanera (tramo de calle 23, pendiente entre L y la frontera del Malecón) un sitio sigue huérfano de la mirada decisiva de autoridades que deben responder por ello.

Se trata del restaurant Moscú Calle P entre Humboldt y 23 (otrora cabaret Montmartre) víctima de un incendio en en los años 80 del pasado siglo,  que devastó el inmueble y le dejó a la zona, en donde se concentra gran parte de la vida cultural de nacionales y foráneos, un gran vacío.

Atrás quedó su construcción ambientada en su interior al estilo que da vida a su nombre, la sobria vestimenta de su personal de servicios, y la amplitud de su carta-menú en la cual destacaron los platos de Pelmeni, Shashlyk, Borsch y Uja toda una suerte de sopas y carnes degustados en toda Rusia.

Muchos fueron los habaneros y visitantes que pasaron por sus mesas para celebrar en familia, con amigos o aniversarios importantes en sus vidas.

Fue un lugar acogedor que sin duda dejó una huella para quienes lo disfrutaron o simplemente lo contemplaron en su deambular diario.

Sin embargo, tristemente después de más de tres décadas del siniestro que lo invalidó, a pesar de los esfuerzos de la prensa nacional en desatar una solución rápida, todo vuelve a la normalidad: retorna el silencio de lo que nadie sabe qué sucederá.

En mi tránsito casi a diario por esa esquina de abandono, pestilencias y basurero, clausurado a la fuerza con ladrillos que disimulan cuando alguna vez el sitio tuvo moradores clandestinos, recojo las opiniones sorprendidas de turistas ante una mole que, ni se derrumba ni se reconstruye.

Queda una interrogante en el tapete, además, para las varias veces que la prensa nacional ha abordado el tema “pasado por agua” por quienes deben rendir cuentas.

En tanto, las paladares privadas y el cuentapropismo, formas no estatales, dan luces claras con inversiones, iniciativas y participación activa en la comunidad contribuyendo a atenuar dificultades, a tenor de cualquier otra consideración económica.

Cuba busca soluciones a muchas de las problemáticas pendientes, recogidas en los lineamientos económicos trazados, particularmente en la capital, dado el rápido y creciente flujo de la industria del ocio en un contexto de limitaciones económicas, devenidas del mantenido bloqueo estadounidense.

Valga una reflexión más sobre el restaurante Moscú, sumada a la de otros colegas, para no dejarlo sin resurrección en un limbo.


 


 



Comentários

  • Lina María's gravatar
    Lina María
    05/09/2017 07:15 am

    Estudié en la antigua URSS y tal vez por eso, me da el doble de nostalgia la pérdida del famoso restaurante, al que visitaba con mi familia cuando iba a la capital. Después pude constatar en el propio Moscú las delicias de los platos que allí se ofertaban. Sería una buena iniciativa rescatarlo, supongo muchas personas estarían interesadas en degustar sus comidas, por otra parte con una buena gestión hasta los rusos, pudieran apoyar su reanimación. Ojalá que esta publicación y su impacto motive a otros como yo a por lo menos, sacar a relucir el tema.


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