Por  Marlene Montoya

Por 114 años anda ya la Fiesta de la Bandera cada 31 de diciembre, en el parque Carlos Manuel de Céspedes, de la oriental ciudad de Santiago de Cuba, para despedir el año, recibir el nuevo y compartir los presentes el deseo de que sea mejor.

Muchas familias santiagueras tienen por costumbre asistir a esa ceremonia, durante la cual una bandera cubana de grandes dimensiones es izada, justo a medianoche, hasta lo más alto del mástil del balcón central del antiguo Ayuntamiento, hoy sede del Gobierno Municipal.

Precisamente desde allí el líder histórico de la Revolución Fidel Castro Ruz habló al pueblo de Cuba, el primero de enero de 1959 para proclamar el triunfo definitivo de tantos años de lucha.

La Banda Provincial de Concierto acompaña con sus toques el desplazamiento del símbolo patrio y también a cientos de voces que, a las 12 de la noche, entonan las notas del Himno Nacional.

Concebido con talento local, este año el espectáculo cultural ofreció en sus inicios un homenaje al músico Esteban Salas, considerado el padre de la música de concierto en Cuba.

Abrazos, apretones de manos y felicitaciones se suceden en el céntrico e histórico parque y sus alrededores, mientras los fuegos artificiales iluminan el cielo.

Fue el patriota e intelectual Emilio Bacardí Moreau, en su condición de Alcalde, quien en 1901 arrió la bandera norteamericana del Ayuntamiento e izó la cubana.

Desde entonces se estableció la Fiesta de la Bandera, suceso que atrae a los hijos de esta ciudad y a visitantes foráneos, con curiosidad por conocer esa tradición.

Todas las miradas siguen a la bandera hasta llegar a lo más alto del mástil y dicen que cuando flota es buen augurio.

Ojalá así sea el 2016 para un pueblo que concluye un año de esfuerzos, tal como ha reconocido la máxima dirección del Partido Comunista de Cuba y el Gobierno en la provincia.

(Tomado de la Agencia Cubana de Noticias)