Austria: Freno a la ultraderecha

Editado por Martha Ríos
2016-12-08 16:37:13

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Alexander Van der Bellen. Imagen tomada de Internet

Por Arnaldo Musa

Defensor de la Ecología y  permanencia en la Unión Europea y más de ideas centristas que de izquierda como se le quiere presentar, Alexander Van der Bellen, del Partido Verde, acaba de frenar en Austria el evidente avance de la ultraderecha en Europa, al derrotar, no tan ampliamente, al ultranacionalista Norbert Hofer, del Partido Libertad.

La pequeña nación europea, no muy recurrente en el campo noticioso sobre el  Viejo Continente, dio por segunda vez su respaldo con el 54% de los votos al economista Van der Bellen, quien, como independiente, obtuvo el 46%, algo más que en los precedentes comicios de hace unos meses (50,3% por 49,7%, solo 31 000 votos) -en los que concurrió como independiente-, anulados a petición de la ultraderecha, al comprobarse errores en el procedimiento del conteo de los votos por correo.

Se dice que el francés Francois Hollande y la alemana Ángela Merkel respiraron aliviados con el triunfo del académico, pero el primero no lo podrá celebrar mucho, cuando los favoritos de la derecha y ultraderecha diriman el poder en Francia, en tanto la segunda, con un gobierno mucho más estable y sólido, tiene más opciones de lograr su cuarta investidura como Canciller.

Otra lectura de los resultados de los comicios austriacos, es que la ultraderecha sigue avanzando, y se apresta a ganar los próximos comicios parlamentarios, por lo cual puede hacer difícil la gobernanza de Van der Bellen, quien solo coincide con Hofer en el rechazo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Sus biógrafos aseguran que no tiene nada que ver con el nazismo, con el que convivieron sus padres, con títulos de nobleza. Profesor de Economía ya jubilado, Van der Bellen, de 72 años, llegó a la política desde la socialdemocracia y ya cuando era cuarentón.

En 1984 cambió de filas atraído por el activismo de la izquierda y de los ecologistas contra la construcción de una central hidroeléctrica en la ribera del Danubio, movilizaciones que tuvieron en la época un gran impacto en Austria.

Diez años más tarde, en 1994, obtuvo su primer escaño de diputado por Los Verdes, partido que llegó a dirigir y sacar de una profunda crisis y divisiones internas. Luego dejó el partido y para dedicarse a la Universidad.

Casado en segundas nupcias y padre de dos hijos, Van der Bellen es mal comunicador. No conecta con las clases más desfavorecidas, con pocos estudios, más desencantadas y más dispuestas a comprar ideas populistas. Su lenguaje corporal es tenso y su oratoria, pesada y pausada, casi metafísica.

El avance de la ultraderecha, apuntalado con la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, le ha hecho comprender, sin embargo, que tan importante es el mensaje como el mensajero. Ha hecho esfuerzos por ser más cercano.

Pero a diferencia de quien fue su jovial contrincante, Van der Bellen no se pasea en bicicleta, no tiene afición por el deporte y fuma como un carretero. Además, a diferencia también de su rival, no es austriaco de pedigrí.

Sus padres, ella estonia y él ruso, llegaron a Austria, huyendo de la Revolución Bolchevique. La familia se instaló en la región de Tirol, posteriormente controlada por la Alemania nazi, donde Van der Bellen nació y vivió hasta los 33 años.

Luego se trasladó a Viena, donde inició una carrera universitaria que le llevó al puesto de decano de la Facultad de Ciencias Económicas.

Sus biógrafos, a quienes acusan de edulcorar su biografía, lo califican de moderado, honesto y tolerante, y lo declaran europeísta convencido. Defiende la permanencia de Austria en la Unión Europea y también -por humanismo y solidaridad- la política de refugiados impulsada por la vecina Alemania.

Van der Bellen asegura la continuidad. Afirma que su modelo a seguir será Heinz Fischer, presidente hasta el pasado mes de julio y de quien destaca su discreción, firmeza y compromiso con los valores y principios democráticos.

Aspira a ser "de todos" y hará todo lo posible para no tener relación alguna con el ultraderechista Partido de la Libertad, y asegura que no tiene nada que ver con el nazismo ni alguna consideración al respecto en que vinculan a sus fallecidos padres.

De todo lo anterior, se desprende que la ultraderecha es bastante fuerte en Austria, se disponen a tomar el poder en Francia y probablementeen Holanda, y puede presentar bastante resistencia en Alemania, una nación a la que Austria siempre ha estado ligada, mucho antes de que se estableciera allí el nazismo, eliminado como cabeza en 1945.

(Tomado de Cubasí)



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