Michel Temer se tambalea

Editado por Maite González Martínez
2017-05-26 10:06:08

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Imagen ilustrativa. (Archivo)

Por: Guillermo Alvarado

El golpista Michel Temer se está convirtiendo a pasos acelerados en un presidente nominal, una figura de cartón a quien nadie hace el menor caso y la abandonan paulatinamente aliados y patrocinadores, mientras Brasil se desliza de forma peligrosa a la ingobernabilidad y el caos, un panorama favorable para quienes quieren que las cosas cambien, para que todo siga igual.

Recientes encuestan señalan que el gobernante de facto apenas cuenta con el cinco por ciento de aprobación, lo que demuestra que incluso muchos que apoyaron la asonada contra la presidenta legítima, Dilma Rousseff, ahora rechazan a quien la sustituyó.

Su última medida, militarizar la ciudad de Brasilia para contener las manifestaciones populares causó tanto rechazo, que debió dar marcha atrás, mientras se discute si en realidad fue Temer, o el presidente de la Cámara de los diputados, Rodrigo Maia, quien tomó la decisión final.

Brasilia se convirtió en un campo de batalla y la represión dejó un saldo de 49 heridos y hay suficientes evidencias de que las fuerzas de seguridad utilizaron armas de fuego, además de gas lacrimógeno y balas de goma, para contener a los manifestantes.

La violencia se extendió incluso hasta el recinto legislativo, donde grupos de diputados estuvieron a punto de liarse a golpes durante una acalorada discusión.

En el ínterin, dos alternativas contrapuestas van tomando forma en el Gigante Sudamericano y serán sin duda las que definan el futuro de la nación. En ninguna de ellas, por supuesto, aparece Michel Temer como protagonista.

La más importante es el reclamo de los sectores populares, organizaciones sindicales, movimientos sociales y agrupaciones políticas progresistas, encabezadas por el Partido de los Trabajadores, PT, de realizar elecciones presidenciales directas inmediatamente.

Esto aterra a la derecha y las grandes empresas, entre ellas el consorcio de la información O Globo, que pretende llevar la batuta y ordenar los tiempos y los desenlaces de la crisis.

Ellos saben muy bien que en comicios directos el ganador absoluto sería el expresidente Luis Inacio Lula da Silva, por lo que harán hasta lo imposible para evitar una convocatoria a las urnas este año y dar tiempo a neutralizar al líder del PT con maniobras judiciales y falsas acusaciones.

La derecha tiene un proyecto bien definido en varias etapas. La primera es deshacerse de una figura muy costosa en términos políticos, como lo es Temer. A él lo pusieron allí para que realizara cambios acelerados en materia económica y en la administración pública para abrir así las puertas a un régimen neoliberal.

Temer cumplió su tarea y ahora debe salir del escenario, si bien está oponiendo resistencia a desaparecer. Su figura sería sustituida por un nuevo presidente provisional que aguante la presión hasta que se pueda convocar a comicios con la certeza de que Lula no figure entre los candidatos y gane un representante de la derecha.

De allí la importancia de insistir en la demanda de que Temer se vaya, pero que se realicen elecciones directas ya, sin mayores dilaciones que puedan dar lugar a manejos sucios, en los que la derecha brasileña suele ser muy habilidosa.



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