Se deshiela la península coreana

Editado por Maite González Martínez
2018-01-18 10:46:16

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Por: Guillermo Alvarado

Con un suspiro de alivio recibieron los sectores más lúcidos del planeta las noticias sobre un ambiente de distensión en la península de Corea, que si bien apenas es incipiente, marca ya un rumbo diferente respecto al que se vivió en los últimos años, con riesgo incluso de una guerra que podría ser nuclear con todos los peligros que eso acarrea para el futuro de nuestra especie.

Recordemos que en un mensaje de fin de año el presidente de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jon-un, propuso a las autoridades de Corea del Sur iniciar un acercamiento entre los dos países, separados tras una sangrienta guerra en la década de los 50 del siglo pasado.

La iniciativa ha dado ya sus primeros resultados, entre ellos un par de reuniones en la zona fronteriza de Panmunjon, el 9 y el 15 de enero, y el restablecimiento de una línea de comunicación militar directa, que se había interrumpido desde 2016.

Pero sin duda alguna el gesto más visible es la decisión, anunciada la víspera, de participar con una delegación conjunta en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno, que se celebrarán del 9 al 25 de febrero en la ciudad sudcoreana de Pyeongchang.

El proyecto incluye que en lugar de las dos enseñas nacionales, se utilice una bandera “de unificación” durante esta ceremonia, que tendría la imagen de la península de Corea. Asimismo, se conformará un solo equipo con atletas de los dos países para la competencia de hockey femenino sobre hielo.

La iniciativa debe contar con la aprobación del Comité Olímpico Internacional, que realizará una reunión especial el próximo sábado y es de esperar que no ocurra la desdichada idea de rechazar un plan de implicaciones indudablemente positivas.

Un símbolo adicional es que el gobierno de Corea del Norte propuso que su delegación al evento deportivo mundial, que estaría acompañada por un grupo de animadores, haga el viaje por tierra, lo que implica cruzar una zona altamente militarizada con una delegación de paz.

Tras difundirse la noticia, el presidente chino, Xi Jinping, exhortó a su homólogo estadounidense, Donald Trump, a aprovechar este acercamiento para contribuir a poner fin definitivamente a la crisis en este álgido lugar del planeta.

El pedido no es casual, pues hay muchos intereses en mantener la tensión en esa región, sobre todo porque resulta una excusa para el desarrollo de la industria militar y el comercio de armas, temas ambos en que Estados Unidos lleva la delantera.

Un ejemplo fue que en una reunión celebrada en Vancouver, Canadá, para tratar la situación coreana, prevaleció la mentalidad de la guerra fría y se insistió en mantener sanciones contra Pyongyang, en lugar de contribuir a relajar el ambiente.

En ese encuentro participaron Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y 17 países más y no fueron invitados China y Rusia.

Es sabido que la paz y la reconciliación tienen no pocos enemigos, por lo que a este paso importante que se está dando en la península de Corea, hace falta que la comunidad internacional no deje pasar un momento que podría no volvería a repetirse.



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