Por: Roberto Morejón

La economía cubana inicia 2019 en medio de limitados recursos que obligaron a trazar un plan productivo e inversionista muy realista, si bien prestaciones esenciales como salud, educación y asistencia social gozan de cobertura, pues se les destina 51 por ciento del presupuesto nacional.

En el año recién comenzado se observará el impacto de factores negativos que gravitaron sobre el desempeño nacional en 2018.

En ese período se reportó el incumplimiento de los ingresos por exportaciones en ramas como turismo, azúcar y servicios médicos en el exterior.

Igualmente fueron notables las consecuencias del recrudecimiento del bloqueo estadounidense y de la persecución a las transacciones cubanas con bancos extranjeros.

Ante tales dificultades, las autoridades cubanas perfilaron un plan 2019 objetivo y en condiciones de cumplirse para garantizar crecimiento y desarrollo, aunque con índices todavía modestos.

La mayor isla de las Antillas se trazó una tasa de crecimiento de 1,5 por ciento, en correspondencia con los restringidos recursos autóctonos, pues se busca reducir las posibilidades de mayor endeudamiento.

Las partidas financieras reservadas calzarán servicios y productos fundamentales a la población y el mejor uso de las capacidades industriales.

El énfasis volverá a recaer en la sustitución de importaciones y en generar aquí todo lo posible, con costos y calidad requeridos, y así rebajar las erogaciones por compras en el exterior.

Por segundo año consecutivo se notará en este país caribeño un esfuerzo adicional en la construcción de viviendas a tenor con la magnitud de ese problema, pues casi 40 por ciento del fondo habitacional presenta condición de regular y mal estado técnico.

Por esa razón las instrucciones gubernamentales indican agilizar la entrega de recursos a la industria de materiales de construcción en los municipios, sin olvidar el respaldo a la infraestructura nacional.

Cuba contará asimismo con financiamiento para inversiones esenciales como el fomento de las fuentes renovables de energía, recursos hidráulicos y turismo.

Proseguirá el acento en alcanzar mayores niveles de encadenamiento de la economía en general, fundamentalmente entre las entidades exportadoras y la inversión extranjera directa con la industria nacional.

Una primacía indeclinable poseerá el ahorro y mejor uso de los combustibles, con fiscalización al desvío de ese recurso básico por individuos sin escrúpulos.

Los cubanos inician un año austero, pero a juzgar por las afirmaciones de los directivos, la economía tiene potencialidades para crecer ligeramente, sin menoscabar asistencias clave y apostando por el desarrollo.