Por: María Josefina Arce.
Faltan pocas horas para que los bolivianos acudan a las urnas y la opción que prevalece, de acuerdo con las encuestas, es la posible reelección para un nuevo mandato del presidente Evo Morales.
Los sondeos revelan que Morales aventaja a su más cercano rival, el ex mandatario Carlos Mesa de la opositora Comunidad Ciudadana.
Sin embargo, muchos vaticinan que será reñida la pelea, pues mientras algunas encuestas arrojan que Morales se llevará la victoria en la primera vuelta, otras señalan que será necesario una segunda ronda.
Lo que si está claro es que, aunque la derecha llega fragmentada con ocho candidatos a la votación del 20 de octubre, no se puede perder de vista que está dispuesta a cualquier maniobra para arrebatar la victoria al gubernamental Movimiento al Socialismo.
En ese camino han intentado minimizar los logros de más de una década del presidente en materia económica, educativa y de salud, desprestigiar su imagen, al tiempo que ha amenazado con desconocer los resultados de ser ganador Morales y promover un golpe de estado.
Aunque esas sucias campañas han hecho mella en algunos, el primer mandatario cuenta con amplio respaldo pues Morales se convirtió en un presidente que impulsó cambios históricos, con niveles de crecimiento económico inéditos y el restablecimiento de los derechos de las mayorías indígenas y campesinas del país andino.
Su política de nacionalización de los recursos naturales ha permitido el período más largo de estabilidad, crecimiento y paz
social de Bolivia. Pero ahora algunos candidatos de la derecha en sus propuestas gubernamentales tienen planes para intentar privatizar la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, nacionalizada en 2006 por Evo Morales.
Plantean modificar el régimen impositivo en el sector de los hidrocarburos que actualmente es del 18 por ciento para las empresas petroleras privadas extranjeras y el 82 por ciento para el Estado, lo que ha posibilitado llevar a cabo programas sociales en beneficio de toda la población.
En medio de ese panorama, más de siete millones de bolivianos tendrán la oportunidad este domingo de pronunciarse en las urnas por la continuidad de las transformaciones en el país a favor de todos los sectores poblacionales, o por un proyecto que solo busca traer de vuelta el neoliberalismo y la inestabilidad política, económica y social.