Chile, no disparen a la cara

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-11-01 08:38:26

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Foto: El Clarín

Por: Roberto Morejón

Si bien el régimen neoliberal en Chile con su derechista presidente Sebastián Piñera a la cabeza está a la defensiva ante el inusitado y abarcador empuje de las protestas sociales, ha tenido aliento para arremeter con furia contra los manifestantes.

Chile vive desde hace dos semanas el fantasma de la dictadura de Augusto Pinochet, época en la que el déspota militar lanzaba a las calles a la muy bien entrenada fuerza de carabineros y al ejército.

El objetivo entonces era neutralizar a los opositores y a los ciudadanos sospechosos de tener esa condición.

Mientras en el diálogo con las fuerzas políticas adversarias el presidente Sebastián Piñera afirma estar dispuesto a acometer lo que calificó de “cambios estructurales”, en el país siguen disparando con gases lacrimógenos, balines y chorros de agua a las multitudes exasperadas por las desigualdades.

En una nación descrita como el oasis de América Latina por el crecimiento estable de su Producto Interno Bruto y tratados de libre comercio, las movilizaciones sociales recibieron un castigo despiadado.

A los que piden una nueva Constitución porque la heredada de la etapa de Pinochet es repudiada, mejores pensiones y salarios, acceso equitativo a la salud y una reforma tributaria, los golpean.

Tienen razón los opositores cuando en el diálogo con el gobernante  reclaman mejoras en la protección de los derechos humanos, pisoteados por  los militares.

Según datos de la Fiscalía Nacional, están abiertas 23 investigaciones por muertes ocurridas durante el estado de excepción, permanecen encarceladas más de 2 mil personas y los heridos sobrepasan la cifra de mil, la mayoría por acción de la fuerza pública.

En el Chile muy democrático, según la visión de Piñera, no hay respeto a las normas de procedimientos de la policía y los militares y denuncian la habilitación de recintos dedicados a los tormentos físicos.

El oftalmólogo Patricio Meza refirió que en el hospital público del Salvador, en Santiago, se operaron desde el 18 de octubre 29 pacientes con trauma ocular severo, provocado por las bombas de gases lacrimógenos.

La conservadora prensa chilena elude hablar de los desmanes de los uniformados y prefiere enfatizar en la violencia contra comercios, en medio de la ira de los ciudadanos.

De esa forma trata de demeritar la protesta de los oprimidos y ocultar la responsabilidad de los tristemente célebres carabineros en los excesos.

Quizás Piñera tenga ahora menos tiempo para atacar a Venezuela y se concentre en salir del atolladero interno.

Pero está por ver si responderá a las demandas populares de sancionar a los responsables de la represión.



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