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Por: Roberto Morejón

Cuba enfrenta un rebrote de la COVID-19 y si bien mantiene el control, es necesario mayor seguimiento de la población de las orientaciones en materia epidemiológica.  

Rebasar la barrera de 300 casos diarios representa una señal de cuánta atención debe brindarse a la evolución de la pandemia.

También lo reafirma el ingreso para vigilancia clínica epidemiológica de más de 3000 casos y un número de confirmados superior a los 1700.

Son tiempos en que la economía doméstica requiere de cohabitar con el virus, pero sin abandonar las precauciones sanitarias. 

Los altos indicadores de fuentes de infección en el extranjero calzan las disposiciones de las autoridades de reducir temporalmente la entrada de personas procedentes de varios países.

También resultó acertado el establecimiento como requisito obligatorio para el arribo a Cuba de todos los viajeros internacionales la realización de una prueba PCR con resultado negativo.

Nada hay más importante ahora para cada cubano que colaborar con la estrategia oficial que ha descansado en el potencial de la ciencia local.

La contención de la pandemia se sostiene, entre otras premisas, en la atención diferenciada a grupos de riesgo y la búsqueda activa de casos.

Además, el sistema de salud facilitó el acceso a medicamentos novedosos, generados por la efectiva Industria Farmacéutica y Biotecnológica de este país.

Todo ello gracias al financiamiento del presupuesto estatal a pesar de carencias notables ante el impacto de la pandemia en la economía.  

En tiempos en los que además Estados Unidos recrudeció el bloqueo estadounidense de forma oportunista, resulta llamativo que Cuba exhibiera niveles bajos de letalidad.

Sin embargo, el exceso de confianza es peligroso y nadie debe ignorar las advertencias de expertos acerca de violaciones de normas conocidas.

No debería ocurrir que paseantes recién llegados  celebren fiestas al encontrarse con sus familiares e ignoren el confinamiento recomendado hasta la realización de un segundo PCR.

La espontaneidad propia de la idiosincrasia criolla puede esperar por mejores momentos, mucho más cuando este país ensaya cuatro candidatos a vacunas.

Hasta que estén listos, la disciplina higiénico-sanitaria es indeclinable, y será efectiva junto a mayores inspecciones en las comunidades y atenciones a los vulnerables.