Indiferencia mortal

Editado por Maite González Martínez
2021-04-29 07:25:55

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Uno de los cuerpos avistados en el Mediterráneo. FLAVIO GASPERINI | EFE

Por: Guillermo Alvarado

Mucha consternación provocó la muerte de 130 personas tras el naufragio de una precaria embarcación con la que pretendían cruzar las aguas del mar Mediterráneo, que en los últimos años se ha convertido en la tumba de miles de migrantes en su desesperado viaje hasta las costas europeas.

La pérdida de tantas vidas es lamentable, porque se trataba de seres humanos vulnerables, víctimas de enfermedades, pobreza, condiciones climáticas extremas o violencia, que estaban ejerciendo su derecho legítimo a buscar un futuro mejor para ellos y sus familias.

Pero lo verdaderamente indignante es que ahora se sabe que durante dos días se lanzaron desesperadas llamadas de auxilio, debido al mal tiempo y la fragilidad de la barcaza de goma que los transportaba, y ninguno de los países concernidos hizo absolutamente nada para salvarlos.

Cuando el barco de rescate humanitario Ocean Viking y un buque mercante llegaron al sitio reportado, sólo hallaron cadáveres y ningún sobreviviente.

El calificativo más exacto a lo ocurrido hace unos días en el Mediterráneo lo puso el papa Francisco, cuando dijo que era una vergüenza la forma en que se abandonó a estas personas, que vienen a sumarse a la larga lista de víctimas en una de las rutas más peligrosas para los migrantes.

De acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones, OIM, otras dos embarcaciones con 42 viajeros naufragaron en esos mismos días entre las costas de Libia e Italia, lo que significa un total de 172 fallecidos.

El flujo de seres humanos desesperados desde África hacia Europa no se ha detenido a pesar de la pandemia de Covid-19 o, si acaso, se incrementa por esta misma circunstancia.

Desde que comenzó este año la OIM tiene registrada la muerte de 500 personas en el Mediterráneo central, lo que significa tres veces más de lo ocurrido en similar período de 2020.

No existe la más mínima noción de cuántos perecen en el trayecto por tierra desde su lugar de origen, pero se sabe que entre las penurias del viaje y la acción de traficantes y otros grupos criminales, la letalidad es muy elevada.

 Hay otra ruta muy peligrosa, que es la llamada “Canaria”, en alusión a las islas españolas del mismo nombre, donde a principios de esta semana se detectó un cayuco con 17 cadáveres y tres sobrevivientes.

El colectivo “Caminando Fronteras” dijo que en 2020 perdieron la vida tratando de llegar a España unos dos mil 170 migrantes, que intentaron iniciar el viaje desde Marruecos, Mauritania, Senegal o Gambia.

Detrás de tantas vidas perdidas están los daños ocasionados por siglos de explotación colonial europea en África, una deuda aún no pagada.



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