USAID, oscura huella

Editado por Maite González Martínez
2021-07-15 07:29:55

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Por: Guillermo Alvarado

Al finalizar la II Guerra Mundial el gobierno de Estados Unidos decidió que además de su enorme fuerza militar, reforzada por el terror nuclear contra Japón, utilizaría su poder económico como otra arma para imponer su voluntad en el mundo y neutralizar a quienes considerase enemigos.

Una primera muestra de esta política fue el denominado Plan Marshall, lanzado en 1947 por el entonces secretario de Estado George Marshall, cuyo objetivo aparente era ayudar a los aliados europeos a reconstruir su economía e infraestructura tras la sangrienta matanza universal.

Se trató, en realidad, de un proyecto para contener la influencia de la Unión Soviética, que había ganado un gran prestigio por su sacrificio, determinación y papel fundamental en la derrota del ejército nazi alemán.

En América Latina después del triunfo de la Revolución Cubana se creó la Alianza para el Progreso, anunciada por John F. Kennedy en marzo de 1961 y que tuvo muy corta vida a pesar de los 20 mil millones de dólares prometidos.

Pero un peligroso huevo de serpiente reventó en noviembre del 61, cuando se fundó una entidad destinada a influir en todo el mundo con un engañoso mensaje de cooperación, un auténtico regalo envenenado.

Hablo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, que sirve para todo, menos para generar algún tipo de progreso o bienestar destinado a los pueblos.

De esta manera se consolidaron las dos vías para afincar la hegemonía estadounidense por doquier, la asistencia militar, que en América Latina tuvo su expresión en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, y la ayuda civil, técnica y económica.

El analista Hugo Moldiz Mercado precisa que la línea de separación entre ambas acciones siempre fue difusa, hasta la administración de George W. Bush y su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que establecieron el concepto de “diplomacia transformacional”.

Consiste, simple y llanamente, en impulsar programas combinados entre el departamento de Estado, por medio de la USAID, y el de Defensa, no sólo para ahorrar costos, sino sobre todo para garantizar la seguridad nacional.

La USAID siempre estuvo vinculada de manera estrecha con la seguridad interna de la potencia norteña. Además de ejercer influencia por medio de organizaciones no gubernamentales, sus técnicos, especialistas y asesores cumplen tareas de inteligencia, esto es recaudar información y analizarla.

Sus herramientas son muy variadas, igual que su campo de acción, como veremos, amigos, en próximas entregas. 



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